Era un nuevo día y Jennie continuaba durmiendo totalmente estirada sobre su cama, estaba muy cansada por sus estudios y por cuidar a Lisa todo el tiempo. La rubia parecía una pequeña niña de cinco años con la actitud juguetón de un pequeño cachorro. Sí que era difícil de controlar. Pero ahora Lisa quería consentirla y en ese momento estaba en la cocina, tratando de preparar el mejor desayuno de su vida.
¡Pero no entendía nada de lo que estaba haciendo!
Miraba con concentración la cocina, pensando en cómo se era que Jennie lo encendía. Tenía puesto el mandil de gatitos de la castaña y mantenía en su mano el sartén que estaba lleno de huevo. Había echado como cincuenta huevos aproximadamente.
_Los humanos y sus aparatos difíciles - gruñía.
Dejó el sartén a un lado y se acercó aún más a la cocina, analizándolo al detalle. Tomó el pequeño botón que tenía al frente y lo giró con duda, viendo con alegría la pequeña llama que había aparecido.
Listo, era hora de cocinar.
Dejó la sartén sobre la cocina, para luego echar los treinta salchichas que había encontrado en la refrigeradora. Y de aceite, le echó toda la botella.
_Falta...- observó toda la cocina - ¡cierto! Falta la sal - Lisa confundió el azúcar con la sal, lástima.
****
En otro lugar, una monjita se removía dentro de un saco. Hace una hora que trataba de escapar mientras le reclamaba a Tzuyu que la dejara ir. Pero la más alta se lo había negado, y ahora estaba caminado por la carretera, por parte del desierto, cargando un gran sacó sobre su espalda.
_¡Esto es secuestro! - Sana estaba de cabeza - ¡Sobrepasaste los límites! ¡No puedes simplemente llevarme porque se te da la gana! ¡Bajame ya!
_Si lo hago, saldrás corriendo - ella parecía muy tranquila.
_Mira, sé que no eres una mala chica, y que no conoces muy bien este mundo, viviste en uno muy diferente. ¡Pero no puedes secuestrarle! ¡Eso es incorrecto!
_¿Por qué es incorrecto? - se detuvo a escucharla.
_Porque va en contra de mi voluntad. Cada ser humano tienes sus derechos, la libertad de poder vivir su propia vida. Tú estás quitándome mi libertad - Sana trataba de convencerla, y al parecer estaba funcionando, ya que no hubo respuesta por parte de la extrañaba chica. Sólo sintió como era colocada con cuidado en el suelo, para que Tzuyu apareciera al abrir el saco. Su mirada mostraba tristeza, pero también comprensión. Retrocedió dándole su espacio, y sonriendo levemente, pronunció:
_Está bien, si no quieres ser mi esposa, no puedo obligarte. Pensé que al momento de llegar a mi hogar, cambiarías de opinión pero veo que no será así - Sana salía del saco mientras la escuchaba, observó como Tzuyu giraba sobre sus talones y comenzaba a irse, dejándola sola en ese desierto.
_¡Espera! - Tzuyu giró a verla - ¿me vas a dejar aquí? - preguntó incrédula.
_Pues sí - respondió con obviedad - ¿no querías tu libertad?
_¡Sí, pero debes de regresarme a la iglesia!
_¿Y yo por qué? - fruncio las cejas - ¿no quieres amarme y encima tengo que llevarte? Vete tú sola - comenzó a caminar - ¡Disfruta tu libertad!
_¡Hey! ¡No! - comenzó a perseguirla - ¡no puedes dejarme! - Tzuyu comenzó a correr - ¡Oye! - Sana se levantó la falda para correr de igual manera - ¡vuelve aquí! ¡No sé cómo regresar!

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Una Loba Como Mascota
RastgeleLisa vivió mucho tiempo como loba sin la necesidad de convertirse en humana. Sin embargo, ahora le tocó salir al mundo exterior con el objetivo de encontrar a su pareja y salvar a su especie de la extinción. La misma misión la tiene su manada, Jiso...