Capítulo 12 🚗

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Narra K

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Narra K.

Despierto de pronto, escuchando la conversación que mantiene Max con alguien por teléfono. Cierro los ojos de nuevo, fingiendo seguir dormida al escuchar lo que dice:

—Sí, lo creyeron por completo —asegura. Paso saliva, arrugándose mi corazón por lo que escucho—. Bien, ya voy en camino. Llevan una hora durmiendo y no han sospechado nada —prosigue y pasa un rato en silencio—. Perfecto, te veo ahí —zanja y cuelga.

Abro los ojos solo un poco para visualizar el arma con la que acabo con esos hombres. La tiene en el espacio entre ambos asientos, justo al lado del celular que acaba de depositar.

Cuento hasta diez, pidiéndole perdón a Brandon por lo que haré, pero no teniendo más elección.

Es su vida o la nuestra, y no estoy dispuesta a morir por un traidor.

Al mismo tiempo que levanto mi cabeza de las piernas de Connor, cojo el arma y el celular. Soy más rápida, apunto su cabeza cuando intenta cogerla.

—No hagas nada estúpido, Max —advierto, apoyando mi pecho contra el asiento delantero para con mi otra mano, presionar su cuello.

—¿De verdad vas a dispararme, liebre? —pregunta. Presiono más el arma contra su frente y mi brazo en su cuello.

—Ya no soy liebre para ti ni tu un amigo para mí, así que, no me subestimes porque las personas cambian. Yo cambié —prometo. Veo sus ojos en el espejo retrovisor.

—Los asesinaste —escupe. No permito que eso me haga flaquear porque eso ya lo sé, así que no me afecta.

—Fue un accidente, Max. ¡No lo vi venir, maldita sea! —grito, despertando a Connor.

—¿Qué mierda? —pregunta, tocando mi brazo. No abandono nunca la mirada de Max en el retrovisor porque no soy estúpida, aprovechará cualquier distracción de mi parte para tomar el control.

—No fue contratado por tu padre. ¿Cierto, Max? —cuestiono, abrazando más su cuello. Lo veo comenzar a ponerse blanco, pero no disminuyo la presión.

—¿Qué te ofrecieron? Lo que sea, mi padre puede mejorarlo —asegura Connor a mi lado.

—Aparte de poder vengarme de K, saldré libre. Solo tendré que hacer servicio comunitario —nos cuenta.

—¿Qué crees que diría tu mejor amigo de saber que intentas vengarte de su rayito de luz? —cuestiono, no pudiendo controlar el enojo que tengo encima.

—Tú lo asesinaste —repite con la voz finita por la falta de aire.

—No, no lo hice —musito, sintiendo las lágrimas detrás de mis párpados.

—Deberías estar muerta —zanja antes de sentir el tirón en el auto al aumentar la velocidad a todo lo que da el auto. Lo suelto de inmediato y cae hacia adelante, desmayado.

CONDUCTOR DESIGNADO 🚗 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora