Narra K.
Hemos hecho el amor en todas partes, no hemos salido de esta habitación en dos días. Decir que mi cuerpo estaba listo para tanta acción es mentir, pero no me quejo. Jamás me quejaría de tenerlo a él dando amor en cada parte que quiera.
Hace rato salió, dijo que nos estábamos quedando sin municiones, cuando pregunté a qué se refería, levantó las bolsas con las papas fritas, ya sin alguna.
Prometió no tardar, porque dijo que no tenía intenciones de hacerme dudar y dejarlo.
Creo que aún no le queda claro que me tiene levitando en el espacio con todo lo que me hace sentir cada que susurra contra mis labios un nuevo te amo.
Mi corazón cada que mis oídos lo escuchan, se paraliza un ratito, como muriendo por ser amado, pero reviviendo por el mismo amor cuando de mi boca sale un te amo de respuesta para él.
Suspiro cuando la puerta cede y Connor entra sosteniendo dos cajas. Una más larga que la otra, y llevo compartiendo con Oleg prácticamente cuatro meses, así que sé que es una caja con un vestido y la otra con unos zapatos. Espero que sean bajos, porque debería recordar que sigo sin saber usar tacón.
—¿Y las papas? —pregunto, burlona, notando que no tiene ninguna bolsa. Ríe, guiñándome un ojo, pero ese guiño tiene un efecto fulminante en mi vientre que se encoge, impaciente...
Adicta al sexo, me está convirtiendo en una adicta a él.
—¿Y mi beso? —replica, río y me levanto aún en la cama, para gatear hasta él, evitando pisar las cajas. Apoyo mis manos en sus hombros mientras las suyas toman mi cintura y su boca encuentra la mía.
Ambos jadeamos al subir la temperatura. Nos separamos, apoyando la frente del otro.
—Mejor ve a arreglarte o no saldremos de esta habitación en varios días más —musita con la voz enronquecida. Me estremezco.
—¿Y debemos salir? —pregunto en un susurro, ganándome un gruñido necesitado de su parte.
—Una cena. Ahora que eres mía, quiero que todo el mundo me conozca como tuyo —explica y son sus palabras, como siempre, las adecuadas para hacer que todo mi interior vibre de ansias.
—Ok —es todo lo que digo y él ríe, palmeando mi nalga derecha al tomar las dos cajas y correr al baño.
Cuando abro la larga, me encuentro con el mismo vestido que compré en Malibú, con el que bromeé junto a Megan sobre usarlo cuando un chico me invitara a una cita. Ahora él me está invitando a cenar...
Ay, Connor, piensas en todo, paquete.
Me cambio rápido, calzándome las zapatillas bajas que me compró y, aunque no sé hacerlo, intento arreglarme un poco con el labial, lápiz de ojos y levantador de pestañas que Megan me dio antes de salir de la casa hace días y hago mi mejor esfuerzo en quedar decente.
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CONDUCTOR DESIGNADO 🚗 [Completa]
RomanceLibro 1 de la Trilogía Amores Designados. Su misión es entregar el paquete con vida en un máximo de cuarenta horas... Cuarenta horas parecen ser nada cuando el paquete se convierte en lo único que quieres mantener cerca de ti. ¿Logrará su misión? ¿E...