Narra K.
—¿Aquí? —pregunta Oleg mientras me ve buscar el cierre lateral del vestido.
—¿Vas a follarme o a preguntar cosas absurdas? —replico. Su mirada se oscurece, pero no deseo.
—No, no voy a follarte —zanja. Parpadeo.
—¿Qué?
—No voy a hacerlo. ¿Quieres que te folle? Pues, ve y pídele a él que lo haga, yo no lo haré. ¿Crees que después de esperarte casi dos meses, voy a conformarme con una simple follada? Por favor, me insultas. Para follar puedo llamar a cualquier puta, joder. A ti no tengo intenciones de follarte. Si quisiera follarte, no me habría importado tomarte a la fuerza, porque eso es follar, cada uno busca su propio goce. ¿Y qué me hubiese importado que tú no lo disfrutaras? Nada, porque si te viese para follar, nada me importaría tu propio placer. Solo el mío —decreta.
Paso saliva, sin decir nada, solo viendo sus ojos furiosos y su porte rabioso.
—Oleg —musito, pero me corta, levantando su mano para callarme.
—Oleg nada, Kiran. —Creo que el que haya usado mi nombre, sabiendo que no me gusta, me demuestra más que su porte y sus ojos, que no está molesto, está furioso y dolido—. Te he respetado, te he esperado, te he entendido, protegido, cuidado, amado, pero todo se fue a la mierda por su llegada. ¿Tienes idea de cuánto me han ofendido tus palabras? —cuestiona. Saboreo mis labios.
—Lo siento, no lo dije de forma literal, Oleg. Me refería a que quiero que me tomes —explico. Niega con la cabeza.
—Tu falta de lenguaje soez es algo que me excita mucho, Kiran. Hablar como el común de la gente habla, te vuelve común, y tú no eres común, pequeña. No quiero oírte decir cosas como follar, porque no mereces ser follada. Ni por mí ni por el imbécil de Connor ni por nadie. ¿Quedó claro? —cuestiona. Asiento lentamente—. Ahora, dime lo que quieres que pase esta noche, pero no porque quieras hacerlo para lastimarlo a él, sino por ti —advierte.
—Cuando me besas, me asustas —confieso. Su ceño se frunce—. No por mal, sino porque me haces desearte de una forma inhumana —aclaro.
—¿Ah sí? Y si te beso los senos, ¿qué sientes? —musita, tirando de mi vestido para terminar de bajarlo hasta mi cintura. Contengo el aliento y me muevo, sacando por completo para subir sobre él cuando se quita su cinturón y abre sus piernas.
—Hazlo —pido. Sus ojos se tornan negros, ahora sí por deseo.
—¿Qué? —replica y sé que está jugando conmigo. Suspiro, temblando ligeramente.
—Tómalos con tu boca, por favor —suplico. Oleg maldice, pero obedece, cogiendo uno con su mano y el otro pezón lo muerde suavemente con sus dientes antes de sacar la lengua, rodearlo y chupar.
Jadeo con fuerza, comenzando a restregarme sobre él como ayer en el baño.
Deduzco que le gusta porque gime con mi seno en su boca. Abro la mía en busca de aire para después tomar su mano libre que tiene en mi cintura y conducirla a mi boca. Introduzco el dedo corazón en mi boca y él gruñe, sacando por completo mi seno de su boca para verme con los ojos prendidos en llama.
—Oh, pequeña —musita, jugando con su dedo dentro de mi boca.
—Quiero darte placer —confieso bajito, sacando su dedo, pero jugando con mi lengua sobre él.
—¿De qué forma? —pregunta, llevando su otra mano a mi sexo. Gimo, alzándome un poco, instándolo a que introduzca sus dedos en mí.
No hace falta que lo diga, me lo entrega, metiendo dos dedos de una sola vez. Jadeo con fuerza, clavando mis uñas en su hombro y mordiendo ligeramente su dedo.
—Todas. ¡Oh, Dios, Oleg! —gimo al encontrar el ritmo perfecto para girar mis caderas mientras que él hace mover sus dedos en mi interior, tocando todo.
—¿Quieres tenerme, pequeño ángel? ¿Quieres, ahora sí, que te haga el amor? ¿Quieres llevar el control o quieres tenerme sobre ti? —pregunta, como siempre, no dejando tiempo para que responda entre cada pregunta.
Me electrifico por completo cuando se inclina hacia adelante para volver a tomar posesión de mi seno mientras que yo no dejo de moverme ni él de jugar con sus dedos en mi interior. Contraigo mi sexo, no pudiendo aguantar más.
—Sí, por favor, sí —suplico sin pudor alguno. Oleg maldice en su idioma natal, poniéndome peor de lo que ya estaba, pero el detonante para tirar la cabeza hacia atrás y gritar como poseída son sus labios succionando esa parte de mi cuello que se eleva con mi pulso.
Me estremezco sin control entre sus brazos, sus dedos siguen moviéndose en mi interior, ralentizando mi orgasmo. Abro la boca en busca de aire y los ojos para poder verlo, los suyos están brillantes, desbordantes, ansiosos y anhelantes.
—Tómame, Oleg —musito. Sonríe y me eleva un poco con su otra mano para sacar sus dedos de mi interior.
—Abre y prueba —ordena, subiendo con sus dedos, mojando mi vientre, haciendo que contenga la respiración.
No sé de dónde saco la valentía o descaradez, da igual, para hacer lo siguiente: Tomo su mano, pero no chupo su dedo, sino que saco la lengua y la deslizo sobre ambos, sin despegar sus ojos de los míos. Me percato de la vena que se alza en su frente, controlándose.
Después de lamer ambos dedos, vuelvo a llevarlos a mi sexo para pasarlo por mi hendidura, volviendo a llenarlos de mis fluidos.
—Проклятие (Maldición) —suelta al, esta vez, sí chuparlos con fuerza al mismo tiempo que me deslizo hacia adelante y atrás contra la dureza que siento debajo de la tela de su pantalón—. No puedes hacer que me corra solo con verte chupar mis dedos, pequeña. No puedes tenerme tan enloquecido por ti —sisea. Sonrío porque sus palabras me han gustado.
—Sí puedo. Sí quiero que enloquezcas por mí. Córrete para mí, любовь (amor) —digo en ruso porque ya sé que le gusta. Vuelve a maldecir y así, sin sacar sus dedos de mi boca, tira de mi cabeza y me besa.
—Quiero correrme en tu boca —confiesa al separarnos un poco. Me vuelvo a estremecer y lo veo a los ojos.
—Nunca lo he hecho —admito, no queriendo avergonzarme, pero sí sintiéndome avergonzada.
—Créeme, me tienes tan mal, que de seguro me corro apenas lo tengas adentro, sin tener que hacer algo más —confiesa. Río bajito y bajo de sus piernas. Noto viendo por la ventana que ya estamos frente a la mansión—. ¿Lo harás? —pregunta, viéndome sorprendido. Vuelvo a reír bajito, sintiendo mis mejillas calientes.
—Я хочу, чтобы ты кончил мне в рот, любимый (Quiero que te corras en mi boca, mi amor) —suelto, logrando que la parte cuerda que le quedaba se esfume y en un dos por tres, se quita su saco.
Mi cuerpo se estremece, no sé si de ansias o de nervios
Ay, wey, es que, me gusta tanto que mi K esté experimentando, sea o no con Connor, me gusta porque Oleg es demasiado lindo, también, jajajaja. Esto de hacer villanos no es lo mío y lo saben, jajajajaja.
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CONDUCTOR DESIGNADO 🚗 [Completa]
RomansaLibro 1 de la Trilogía Amores Designados. Su misión es entregar el paquete con vida en un máximo de cuarenta horas... Cuarenta horas parecen ser nada cuando el paquete se convierte en lo único que quieres mantener cerca de ti. ¿Logrará su misión? ¿E...