Narra Connor
Encuentro una cantidad absurda de panes, embutidos y dulces en el asiento del copiloto, pero no le prestó atención y enciendo el auto cómo la he visto a ella hacerlo, uniendo ambos cables.
Doy un giro bastante cerrado para poder quedar en la misma dirección por la que se acaban de ir. Maldigo, golpeando el volante al introducirse en una autopista. Tienen un BMW, obviamente es más veloz que este Renault, pero no permito que el negativismo me embargue.
Me meto por dentro, sobrepasando los autos, sin perder nunca de vista el BMW. El nivel de polaridad de los vidrios no me deja ver el interior para saber el estado de ella, pero estoy agradeciendo en el interior que no la hayan introducido en el maletero.
De haber sido así, no la habría visto.
No debí tardar tanto. Debí salir al mismo tiempo que ella lo hizo. Debí, no lo sé, maldición, debí hacer lo opuesto a lo que hice.
Golpeó con fuerza el volante, gritándole a los demás conductores porque estamos en una maldita autopista y conducen como si fuese un paso peatonal.
Consigo posarme a su lado, manteniendo la velocidad. Distribuyó mi mirada de al frente a un lado.
El vidrio de la ventana trasera baja un poco. Un hombre sujeta a K por el cabello, enseñándome su rostro. Tiene los ojos cerrados. Está desmayada.
El otro hombre que está a su lado posa su arma en la parte inferior de su cara, justo en su garganta. Pasó saliva.
—¡Sabes qué hacer, síguenos! —grita y sube de nuevo el vidrio.
Controlo el temblor insistente en mi cuerpo y hago lo que me pide, quedando detrás de él. Mientras seguimos en la autopista, aprovecho de abrir la guantera y revisar por cada lugar al que tengo acceso sin chocar, a ver si consigo algo, pero nada. No hay nada.
Salimos de la autopista para ingresar a un camino de tierra. No dejó de ver nunca hacia atrás, esperando el momento en el que, más carros igual a ese lleguen y esto se convierta en una emboscada.
Detengo el auto a, aproximadamente, cinco metros de donde ellos detienen el suyo. No bajo, golpeando suavemente los dedos contra el volante para liberar presión.
No funciona.
Veo cuando bajan cuatro hombres, uno de cada puerta, pero no bajan a K, sino hasta el final. La arrastran, pero ya está despierta porque la veo moverse. Hago puños mis manos al ver como la tiran frente a ellos.
Salgo del auto cuando uno de ellos que me mantiene apuntado como el resto, a excepción de uno que apunta a K, mueve su mano en mi dirección, pidiendo que me acerque. Paso saliva, dando pasos cortos. Quedó exactamente a tres metros antes de que otro auto llegue derrapando, elevando la tierra del suelo y así, sin salir del interior, abre fuego contra todos.
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CONDUCTOR DESIGNADO 🚗 [Completa]
RomansaLibro 1 de la Trilogía Amores Designados. Su misión es entregar el paquete con vida en un máximo de cuarenta horas... Cuarenta horas parecen ser nada cuando el paquete se convierte en lo único que quieres mantener cerca de ti. ¿Logrará su misión? ¿E...