Capítulo 21 🚗

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Pueden decir que soy una cobarde, lo acepto

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Pueden decir que soy una cobarde, lo acepto.

Soy una cobarde porque en vez de aceptar lo que Connor me ofreció, mi parte sensata ganó la batalla y preferí no buscarme una muerte tan pronta ni provocar la suya misma.

Huir es la peor opción del mundo. Tendríamos que huir toda la vida, y eso, amigos, eso no sería vida.

Si esos hombres que hicieron negocios con su padre lo quieren muerto, ¿se imaginan lo que haría su padre si su hijo huye con una exconvicta?

No es que nos esté discriminando, es que, la humanidad en sí lo hace, así que, si tú conoces tus defectos, los demás no podrán dañarte con eso.

Me tocó decirle que no a Connor, y desde que lo hice, él no me mira. Cuando me escuchó, asintió, dijo que lo entendía y se giró para terminar de vestirse. Yo hice lo mismo en silencio.

En un silencio muy incómodo, tenso, triste...

Y ahora vamos en el taxi, camino a donde sea que debemos llegar. Connor está casi que pegado a su puerta y yo estoy en mi lado correspondiente. Por más que lo que nos separa son solo como treinta centímetros, se sienten como kilómetros.

Apenas el taxi se detiene en una portería que deja ver la entrada a una mansión, me giro para ver a Connor, pero él sigue sin mirarme. Cojo aire.

El chófer baja la ventana de su lado cuando un hombre se acerca.

—Connor Campbell —dice Connor a mi lado y el guardia hace una seña para que las verjas se abran de par en par, dándonos a la bienvenida.

Juro que, de solo verlo, ya siento mi persona de 0.01 centavos de dólar.

Y no exagero, eh.

El señor rodea una enorme fuente que ocupa el centro de la estancia para después parar frente a la puerta, donde ya hay tres mujeres de pie.

Veo a Connor. Él ahora sí me mira. Intento sonreír y presiono su mano, me devuelve el apretón, pero no la sonrisa.

Un hombre sale de la nada y abre su puerta, muy al estilo de pelis de famosos. Connor suelta mi mano para salir. Me aproximo a salir por el mismo lado, pero cojo aire al verlo extender una mano para mí, bajando la del hombre que abrió su puerta y me ofrecía salir.

La tomo solo para salir y la vuelvo a soltar, estirando una arruga invisible en el vestido húmedo.

—Connor, qué bueno que hayas podido llegar a tiempo. ¿Qué tal el viaje? —pregunta la mayor de las tres mujeres.

La repaso muy disimuladamente: cabello rubio, pero tinturado, vestido verde oliva ajustado hasta la cintura y luego más suelto hasta la rodilla. Tacones bajos a juego con el vestido y el cabello está suelto, pero tiene algún tipo de recogido en la parte de atrás que no logro visualizar.

CONDUCTOR DESIGNADO 🚗 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora