Den Kaminari.
Una chica amable, tierna y un tanto tímida, debido a su personalidad alegre no le es difícil hacer amigos.
Amigable con casi todo el mundo, con una cara bonita y una dulce sonrisa que siempre adorna su bello rostro, la hija consentida...
Cansado, Kaminari se siente demasiado cansado, el día de ayer Bakugo y Kirishima se exedieron con sus entrenamientos dejándolo tan exhausto que al día siguiente apenas y quiso levantarse de la comida cana de su amigo, se hubiera quedado allí todo el día, pero debía ir a la escuela y Kirishima lo saco de la cama.
Desayunaron y con toda la pereza del mundo Kaminari va junto a esos dos chicos.
—Me duele todo el cuerpo —se queja caminando con pereza.
—Ya deja de ser tan llorón, tú quieres un mejor cuerpo, ahora te jodes —suelta Bakugo en un tono divertido y burlon.
—Si, pero no pensé que se iban a exceder tanto —mira a ambos con un puchero.
—Ya te acostumbrará, Kamibro. Créeme que cuando consigas lo que quieres estarás muy satisfecho —alienta el pelirrojo.
El rubio vuelve a hacer un puchero, pero solamente asiente rendido, los tres caminan hasta llegar a la academia, charlando de cosas triviales y sin sentido, o al menos el rubio eléctrico y el pelirrojo lo hacen, Bakugo solamente escucha las cosa que esos dos dicen.
Cuando los tres llegan al salón llaman la atención de todos, más por el hecho de que llegaron juntos, usualmente Bakugo llega solo o con Kirishima, o Kaminari llega sola o junto al pelirrojo, es la primera vez que ven a los tres llegar juntos.
Bakugo ocupa su lugar, el rubio y el pelirrojo hacen lo mismo, Kaminari les pidió, no, mas bien les exigió que estando en la escuela lo tratarán con pronombres femeninos, aun no podía contar su secreto a más personas, primero debe tomar el valor suficiente para llevarle la contraria a su madre, luego se encargará de lo otro.
—¡Bonita! —la dulce voz del pecoso capta la atención de Kaminari.
Quien no puede evitar sonreír al ver aquella hermosa sonrisa, esos ojitos verdes tan llenos de felicidad cada vez que la miran, Kaminari se siente mal por ocultarle la verdad a ese bello chico, pero tiene demasiado miedo de como pueda reaccionar, no está listo para sufrir su rechazo.
—Izu —lo saluda con una sonrisa, el pecoso se acerca y le da un besito en la mejilla.
—¿Te sientes mejor? —pregunta refiriéndose al día en que Kaminari lloro en sus brazos.
—Si, estoy mejor no te preocupes —sonríe y le da un besito en la mejilla también.
Antes de que el pecoso pueda decir algo, el profesor Aizawa llega, obligando que todos tengan que ocupar sus lugares, las clases darán inicio.
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La hora del almuerzo llega, por lo que sin dudar Kaminari fue junto a Bakugo y Kirishima, saliendo al jardín para comer tranquilamente, Sero se unió a ellos en el camino, por lo que los cuatro terminaron sentados bajo un gran árbol.
—Kamibro, ¿por qué te ves como si hubieras sobrevivido a una estampida? —pregunta Sero de la nada.
—Bueno, fue algo así —le dirige una sutil mirada a la la parejita, quienes la ignoraron olímpicamente.
El pelinegro esta por decir algo más, pero su atención es captada por completo por cierto chico, sin poder evitarlo sus mejillas se sonrojan levemente, algo que no pasa por alto para Kaminari.
El rubio sigue la mirada de su amigo, logrando ver a la persona que trae a su amigo embobado, le toma unos segundos reconocerlo, pero lo hace, es un chico de pelo púrpura y ojos del mismo color, con pronunciadas ojeras provocadas por la posible falta de sueño.
Lo recuerda como el chico con el que había chocado en el festival deportivo, el mismo que estuvo a nada de vencer a Izuku en el combate en menos de un segundo; Hitoshi Shinso.
—¿Por qué no sólo te acercas y le coquetas como siempre lo haces? —cuestiona llamando la atención del pelinegro.
—¿Estas loca? ¡No puedo hacer eso! Va pensar que soy un imbécil que solo sabe coquetear —se cruza de brazos con un puchero.
—Oh... —eso es suficiente para que Denki entendiera—. Así que te gusta —sonríe alzando las cejas.
—¡¿Qué?! ¿Quien dijo algo de gustar? Estas viendo cosas donde no las hay —dice Sero un tanto nervioso, sonrojandose más sin poder evitarlo.
—Estoy segura de que es así, mi intuición femenina me lo dice —acusa señalandolo con el dedo.
Seguido de eso una fuerte risa de parte del rubio cenizo llama la atención de Sero y Kaminari, Sero no logra entender que pasa con él chico explosivo, mientras que Denki sabe perfectamente la razón de su risa, por su puesto, le da gracia saber que se refiera de esa forma a él ahora que sabe su secreto.
—¿Qué le pasa a Bakubro? —pregunta el pelinegro.
—Solo recordó un chiste que le conté —Kirishima sonríe para que su amigo no sospeche.
Sero asiente, Denki aprovecha para seguir molestando a su amigo con aquel chico, mientras que Kirishima le da un zape a Bakugo quien no para de reírse como si le hubieran contado el chiste del año.
