Den Kaminari.
Una chica amable, tierna y un tanto tímida, debido a su personalidad alegre no le es difícil hacer amigos.
Amigable con casi todo el mundo, con una cara bonita y una dulce sonrisa que siempre adorna su bello rostro, la hija consentida...
Después de aquella reunión en la casa de Bakugo, Den e Izuku se hicieron más unidos, en el almuerzo comían juntos, Izuku ayudaba a estudiar a la rubia para sacar buenas calificaciones.
Cuando se encuentran solos ambos terminan dándose tiernos besos, a Den le gusta los besos del pecoso, le hacen sentir cosas muy lindas.
En ese momento se encuentran en el jardín de la UA ambos sentados bajo un árbol, el pecoso se encuentra explicándole algunas cosas sobre las clases que tuvieron, hay cosas que ella no logra entender e Izuku se encarga de explicarle hasta el más mínimo detalle.
—Eres increíble, Izuku —la chica le dirige una mirada llena de brillos.
—Gracia, Den —el pecoso se rasca la nuca un tanto nervioso.
La rubia suelta una risita al verlo así, se acerca a él y le da un besito en la mejilla, consiguiendo que el pecoso quedara como una linda fresa.
—Eres demasiado tierno, Izuku —ríe con ternura.
El pecoso solamente oculta su rostro entre sus manos, Den esta por burlarse un poco del chico, pero algo capta toda su atención, a lo lejos puede ver a Bakugo y Kirishima.
—Esos dos están muy sospechosos —murmura la chica.
—¿Quienes? —pregunta el pecoso quitándo sus manos de su rostro.
—Kiri y Bakugo —dice señalando a los chicos.
El pecoso mira hacia donde la chica señala, no se logra ver mucho desde donde se encuentran, pero es cierto, ellos están actuando de forma sospechosa.
—Ven, vamos a acercarnos —dice la rubia más que decidida, acercándose sin dudar.
—Den, espera —Izuku suspira y sigue a la chica.
Conoce perfectamente a ese chico, si los descubre espiando posiblemente les explotaría la cara, es bien sabido que a Bakugo le importa muy poco a quien se enfrenta.
Los dos se acercan de forma cautelosa, ambos se ocultan detrás de unos arbusto, logrando ver como Bakugo y Kirishima se besan, la rubia está por soltar un grito, lo hubiera hecho de no ser por Izuku, quien le cubrió la boca.
Aquella acción causa que ambos queden muy cerca, causando que el sol encontrará al bosque. El pecoso aleja su mano lentamente, cortando la pequeña distancia que los separa, un beso, un beso lleno de amor que ambos disfrutan.
—¡¿Qué mierda hacen allí?! —aquel grito los asusta causando que se alejen.
—Eh... Solo íbamos de paso —dice la chica, miran al pelirrojo en busca de ayuda.
—Blasty, calmate —Kirishima sujeta al chico.
—¡Ustedes dos son unos malditos metiches! —grita el rubio enfurecido.
—¡Corran! —grita Kirishima, quien sin dudar sujeta a Bakugo para que no persiga a la parejita.
Den es la primera en salir corriendo, aprecia su vida y aun le falta muchas cosas por vivir, Izuku también sale corriendo detrás de ella, mientras que Bakugo suelta un montón de maldiciones y unas cuantas explosiónes.
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—Dios mio, nunca había corrido demasiado —la rubia respira de forma agitada, recargada contra la pared.
—No pensé que Kacchan nos persiga por toda la escuela —Izuku igual esta cansado, Bakugo es alguien muy determinado.
—¿Por qué pareciera que acaban de correr un maratón? —pregunta Sero al ver a ambos chicos.
Ambos se miran, Izuku es quien finamente le explica la situación al chico de las cintas, el más alto escucha con atención cada palabra dicha.
—Ahora entiendo porque Kiribro tiene tan controlado a Bakugo —el pelinegro suelta una risa.
—Yo siempre lo supese, solo me hacía falta confirmarlo —la rubia se mostraba emocionada.
—¿Te gusta ver cosas BL? —pregunta Sero con curiosidad.
—¡No! Solo lo digo porque me hace feliz ver a Kiri enamorado, él es tan dulce que merece amor —sonríe dulce.
—Bueno, tienes un punto —Sero asiente de acuerdo.
—¿Qué hay de ti, Serobro? ¿Hay alguien? —pregunta con curiosidad.
—No, ¿acaso quieres que te coquetee? —el más alto acerca su rostro a la rubia.
Izuku carraspea haciendo notar su presencia, Sero suelta una risita y se aleja de su amiga, alzando sus manos en señal de paz.
—Tranquilo, Midobro. Solo me gusta molestarla, soy completamente gay —acerca su rostro al del pecoso y le guiña un ojo, el pecoso siente sus mejillas arder por la cercanía.
—¡Sero! —Kaminari no duda en darle un zape al pelinegro.
Quien solamente suelta una carcajada, le encanta a molestar a sus amigos, aunque Den es la única que le sigue la corriente en ocasiones, los demás se terminan enojado.
