Capitulo 4

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Cuando los dos entraron al baño y cerraron la puerta empecé a caminar hacia la cocina, que se encontraba al otro lado de la casa. 

-No vas a ir a ningún lado Abby. -Dijo siguiéndome por el pasillo, yo rodé los ojos y recé a Eywa por que me diera paciencia. 

-Para empezar, mi mellizo se llama Spider, no Miles. -Una vez en la cocina me giré a verla. -Y yo no me llamo Abby, me llamo Kitty. 

-No pienso llamaros así. Aunque actuéis como unos no sois unos animales. -Después de decir esto Mary cerró la puerta de la cocina y me señaló de arriba a abajo. -¿Y se puede saber que diablos es lo que llevas puesto?

-Ropa, si no sabes lo que significa puedes mirar en un diccionario. 

-Eso no es ropa, son trapos. Tapan lo justamente necesario. Y seguro que cuando estés dando saltos por ahí como una salvaje se te ve todo. 

Cogí una bocanada de aire intentando relajarme, ya podía sentir la ira fluyendo por mi pecho. 

-Mira, no pienso vivir en una continua guerra contigo. Tengo quince años, puedo vestirme como quiera. Y te recuerdo que no estamos en Kansas, esto es pandora. La ropa que uso es la normal, todos visten así, todos menos ustedes. Y no es mi problema si no te gusta o si no quieres adaptarte a este lugar, si tan en contra estabas de sus costumbres deberías haberte ido con los demás a la tierra. 

-Te prohíbo que me hables así. -Ja, siempre recurría a esa baza cuando no tenía más argumentos, me giré para coger una fruta de las que se estaba comiendo antes Spider y me apoyé en la encimera mientras me la comía, mirándole. Demostrando que no me importaba lo que me estaba diciendo. Esto hizo que su nariz se ensanchara más. -Igual que te prohíbo vestirte así y salir durante una semana. 

-No puedes prohibirme nada de eso. 

-Si puedo, ¿Y sabes por qué? Por que soy tu madre. 

-No, no eres mi madre. -Mary se echó un poco hacia atrás al escucharme decir esto, mirándome de una forma que me demostró que le había hecho daño, yo apreté la mandíbula mirándole y después abrí la boca, pero me interrumpió.

-Abby, no sigas. 

-Mi madre era Paz Socorro y murió hace muchos años. Tú solo te encargaste de alimentarnos y gritarnos, y nunca he comprendido por que decidisteis hacerlo. Pero nunca has sido ni serás nuestra madre. 

Esa fue la gota que derramó el vaso. Caminó hacia llegar hacia mi, yo me mantuve inmóvil, sin atreverme a hacer un solo gesto. Cuando la tuve enfrente hizo algo que me sorprendió. 

Me abofeteó

-De acuerdo... -Cogió aire mirándome con los labios fruncidos mientras yo me llevaba una mano a la mejilla sorprendida y adolorida. -Pues si no soy tu madre entonces te quiero fuera de mi casa. 

Me quedé en silencio mirándola atónita, ¿Me estaba echando?

-¡Fuera! ¡Ahora mismo! -Su grito me hizo sobresaltarme, señaló a la puerta de la cocina. -¡Recoge todos tus trapos y lárgate!

Le miré un par de segundos en completo silencio sin moverme. Sus ojos se empañaron y enrojecieron, pero no soltó ninguna lágrima ni percibí duda en su expresión, al ver que tampoco bajaba la mano que señalaba a la puerta solté un pequeño "Ja" mientras dejaba la fruta que había cogido a medio comer sobre la encimera. 

-Será todo un placer. -Después de decir esto la rodeé para salir de la cocina, caminé hacia nuestro dormitorio y una vez adentro cogí un bolso donde empecé a meter toda mi ropa, a mi espalda escuché unos pasos. 

Te veo... {OC X Neteyam}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora