¿Y si te dijera que tu alma gemela es una chica mitad demonio?
Abril se llevó dicha sorpresa cuando se reencontró con Gia, su amiga imaginaria de la infancia, quien resultó ser no tan imaginaria y que posee habilidades sobrenaturales.
Su historia pu...
El cuarto dentro de la estación de policía permaneció en profundo silencio hasta que un hombre robusto apareció. Su expresión era cansada, como la de alguien que había trabajado durante varias horas pero estaba harto de muchas más cosas que solo su jornada laboral. No me miró sino hasta que estuvo cómodo frente a la misma mesa que yo.
—¿Señorita Abril Vélez? —preguntó por mi nombre.
Apenas alcancé a decirle que Sí sin que la voz se me delatara tan temblorosa como el cuerpo.
—¿Cómo te sientes después de lo que pasó? —quiso saber.
—Muerta.
El hombre apenas y asintió, como si no fuera la gran cosa. Me obligué a dejar de juguetear con mis manos, pensando que eso me facilitaría el boleto a la salida. Solo quería que el sujeto me dijera lo que necesitaba de mí para hacerlo y marcharme de una vez por todas.
—Soy el oficial Joel Segovia, estoy a cargo del caso de Luci y, si me lo permites, me gustaría hacerte algunas preguntas respecto a cómo llegaste hasta la escena del crimen.
Asentí, así que el oficial deslizó sobre la mesa una carpeta con fotografías del lugar, ni siquiera se molestaron en censurar el cuerpo sin vida de la pequeña niña. Aquellas imágenes me regresaron al momento preciso y casi pude volver a sentir el aroma a sangre que se mezclaba con el hedor del callejón.
—¿Qué pasó exactamente antes de que tus amigas y tú encontraran a Luci?
Tardé un poco antes de responder pues las fotografías me atraparon de la peor manera.
—Fuimos a una fiesta, pero hubo una pelea y nos quitamos temprano.
—¿Y a dónde fueron después de eso?
—A casa —mentí.
—Entiendo.
El detective se reclinó sobre la mesa. Su mirada se volvió crítica, analizaba cada detalle de mi lenguaje corporal y no parecía nada convencido. De hecho, su mandíbula ejerció presión por la probable impaciencia que comencé a generarle.
Tomó la carpeta y avanzó hasta una página con fotografías del callejón completo y un mapa de la ciudad con rutas trazadas.
—De acuerdo con sus datos, tu casa y la de tus amigas se ubican sobre estos puntos —explicó señalando las partes del mapa encerradas en círculos rojos—. El callejón donde encontraron el cuerpo de Luci sí está cerca de la fiesta, pero tiene una separación de cinco cuadras con la ruta de Andrea, tu amiga que vive más cerca de ese punto.
Suspiré. De pronto ya no estaba nerviosa, sino preocupada. Al igual que con las fotos, admiré el mapa durante un par de segundos, en busca de una excusa creíble, pero el hombre no me permitió estar callada ni por un segundo.
—Dime la verdad —continuó—. ¿Por qué fueron hacia el callejón? ¿Qué las guio hasta ahí?
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