Capítulo 28

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No me prohibí sonrojar cuando cubrí la marca en mi cuello. Los recuerdos del momento en que Gia estuvo sobre mí me dejaron las mejillas calientes. Y cuando pensé en lo cómodo que era dormir a su lado, suspiré.

Aunque todavía no me había acostumbrado, ya no quería negar lo mucho que me gustaba ser su novia. Así que decidí no ocultarlo. Si estaba nerviosa lo estaba, punto. Si me sonrojaba o temblaba cuando ella estuviera cerca, no era más que mi cuerpo reaccionando a algo que en verdad me gusta, así que no tenía por qué callarlo.

Utilicé el maquillaje de mamá para cubrirme el chupetón solo porque no quería que el resto de la escuela supiera que era sexualmente activa. Sin embargo, no era muy hábil con las brochas y el polvo. La cobertura lucía extraña, acartonada. Me maldije por no haber prestado más atención cuando Valeria se maquillaba frente a mí.

Pensé en Gia, ella sí sabía cómo maquillarse. Fui a buscarla a mi habitación pero cuando nuestras miradas se cruzaron supe que todo se había venido abajo.

Ella estaba hincada junto a mi cama, con los documentos del oficial Segovia extendidos sobre el colchón y mi libreta abierta de par en par, en la página donde anoté todo lo que sabía de sus padres.

ー¿Cómo encontraste eso? ーpregunté, como si de verdad importara.

Gia no respondió. Me dio la impresión de que no lo hizo por miedo a que su voz se quebrara. Se llevó ambas manos a la cara para restregarla.

ー¿Por qué lo hiciste? ーdijo al fin. ー¿No pudiste solo ignorarlo?

ー¿De qué hablas?

ー¡De todo esto! ーSe puso de pie y apuntó los documentos. ー¿No podías quedarte con la duda, verdad? Tenías que investigar hasta saber qué clase de fenómeno soy.

Caminé hacia ella y eso pareció calmarla un poco. Yo, en cambio, estaba muy confundida.

ーMi intención no fue hacerte daño, solo quería ayudar. No entiendo por qué estás tan molesta.

Su silencio, la expresión de vergüenza en su rostro y la forma en que le temblaron las manos me lo dijo todo.

ーYa lo sabías ーcontinuéー. Oh, Dios. ¿En verdad lo sabías?

Ella volvió a ignorarme. Me llegaron cientos de preguntas y respuestas que no pude procesar. Gia supo todo el tiempo que estaba muerta, que fue asesinada y que tenía una familia en alguna parte. Supo que era un fantasma desde el principio.

ー¡¿Lo sabías?! ーinsistí. Estaba irritada, pero no por el hecho de que lo ocultara, sino porque no fui capaz de protegerla. Pensé que llegaría al fondo de todo para solucionarlo antes de que ella saliera lastimada, pero le fallé.

ーNo lo sabía, pero recuperé los recuerdos suficientes para sospecharlo ー. Levantó la mirada del suelo para posarla en mí y delatar el terror en sus adentros. ーDecidí ignorarlo porque no quería pensar que estaba muerta, Abril. Era una niña. Maldición. Solo quería ser como las demás. Tú eras la única que me hacía sentir viva.

ーDéjame ayudarte ーsupliqué, a lo que ella negó con la cabeza y retrocedió cuando quise tocar su hombro.

ーYa está. Felicidades, resolviste el misterio. Ahora puedes enterrarme como todos los demás.

ーJamás te dejaría y lo sabes.

Gia soltó una risa sarcástica que me removió las entrañas.

ー¿De verdad crees que las cosas van a funcionar ahora que ambas lo sabemos? Tú estás viva y yo muerta. Ni siquiera sé cuánto tiempo más estaré aquí. Tal vez por fin desaparezca mañana y tú tendrás que conseguirte una nueva novia.

Entre HilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora