Capítulo 30

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Nota:

Holiii (no me maten paarrfavor 🥲)

Sé que me tardé mucho en actualizar esta historia pero tengo una razón muy fuerte😪 Ya les contaré el chismecito más adelante. Por ahora solo disfruten el final💖

Justo después de este capítulo encontrarán el epílogo. Gózenlo😏✨️📚

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Un trozo de tela cubriendo mis ojos y cadenas en mis muñecas y tobillos era todo lo que podía percibir. Me invadía un extraño aroma húmedo que se mezclaba con el olor a metal oxidado.

Cuando desperté ya me encontraba en aquel sitio que deduje era la fábrica abandonada. Debieron pasar algunos minutos antes de que Leo se hiciera presente, escuché su andar veloz por toda la habitación. 

Noté que mi cuerpo comenzó a temblar cuando escuché el seguro de un arma. De inmediato el contacto frío sobre mi frente me hizo entender que Leo me estaba apuntando y probablemente acabaría con mi vida también. 

Tragué saliva y me obligué a no derramar una sola lágrima a pesar de que el miedo consumía cada célula de mi cuerpo y tenía el aliento entrecortado.

Clavé el filo de las uñas en mi carne con tal de mantenerme cuerda.

—Hagamos un trato, Abril —dijo con el mismo tono amable con el que hablaba en terapia—. Tú me cuentas todo sobre Gia Soler y yo perdonaré tu vida. 

—No tengo nada que decir.

Tardé en entender que Leo sonreía. Se le escapó una risita divertida y escandalosa, como si se estuviera divirtiendo. Luego soltó un grito tan fuerte que me hizo saltar.

—Estamos a kilómetros de la ciudad. No importa lo que hagas, nadie puede rescatarte. Así que será mejor que cooperes si quieres salir viva de esto.

Esta vez su voz ya no fue alegre, sino dura y fría. Nunca lo escuché hablar tan en serio. 

—Haz lo que quieras, de todas formas no te diré nada. Y aunque lo hiciera, Gia no es la misma de antes, ya no puedes hacerle daño.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando se acercó para quitarme la venda de los ojos. Entonces lo vi, lucía igual que siempre, con ese aire amigable que ahora sabía era falso.

—Estoy consciente de eso. Desde que Luci se escapó y tú la encontraste me he dado cuenta de que el juego cambió— confesó sin bajar el arma—. Sus demonios me persiguen y estoy seguro de que tú también los has visto.

Tuve que volver a tragar saliva. Los demonios estaban más presentes de lo que creí pero seguía sin saber qué era lo que buscaban.

—¿De qué hablas?

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