Me escondí bajo la cama porque pensé que el oficial entraría a su habitación, pero me equivoqué. La puerta se abrió apenas y alcancé a ver los pequeños pies de una niña.
ー¿Papá? ーescuché su voz.
Tras no encontrar a su progenitor se dio vuelta y desapareció tras la puerta. Esperé un poco, lo suficiente para que la pequeña ya estuviese lejos y salí de la habitación. A paso ligero regresé a las escaleras desde donde vi al oficial Joel entrando del patio. Su ropa estaba un poco mojada pues había comenzado a llover.
ー¡Papá! ーlo llamó su hija quien no podía tener más de ocho años. ー¿Rentaste la peli?
Cuando la pequeña se acercó su padre no dudó en levantarla con sus brazos. Le sonrió de oreja a oreja.
Mientras tanto, Gia solo miraba la escena como si estuviera hipnotizada por la relación padre e hija.
ー¡Jamás me olvidaría de la noche de cine! ーdijo el hombre con tono divertido.
La niña dibujó una sonrisa antes de que ambos se adentraran en la cocina. Aproveché la oportunidad para bajar. Tuve que tomar la mano de Gia o se habría quedado observando por más tiempo.
Salimos deprisa y no nos detuvimos incluso bajo la lluvia. Fue hasta la parada de autobuses donde nos permitimos recuperar el aliento. Para entonces nuestra ropa ya estaba empapada.
ーEso fue... ーdijo Giaー asombroso.
Descubrí que sus ojos brillaban, rebosantes de fascinación.
ー¿Qué cosa? ーcuestioné curiosa por saber qué parte de nuestra turbulenta noche le pareció tan agradable.
ーLa lluvia.
Estiró sus brazos por fuera del pequeño techo y disfrutó de las gotas salpicando su piel.
ーNunca antes pude sentirla ーme explicó. ーParece mágica.
Esa fue una descripción bastante especial, sobre todo porque vino de una persona cuyas manos destilaban luces rojas y movía objetos sin tocarlos.
ー¿Por qué no podías sentirla? ーquise saber.
Gia se encorvó de hombros.
ーEl agua siempre se escurría entre mis dedos pero no salpicaba ni se sentía fresca. Parecía como si intentara tocar el vacío.
No quise hacer más preguntas pues me dio la impresión de que el tema le afectaba y poder disfrutar de la lluvia ensanchó su hermosa sonrisa curiosa.
En ese momento, Gia se convirtió en una pequeña niña que disfrutaba de las cosas más simples de la vida.
Probablemente ella no se dio cuenta, pero me fue inevitable dibujar una sonrisa ladina ante la escena. La admiré de perfil, con el cabello goteando sobre su nariz y su ropaje blanco adherido al cuerpo. Sacó la lengua un par de veces mientras sonreía divertida, fue así hasta que decidió cerrar los ojos, extender los brazos y disfrutar de la profunda sensación de alivio que el agua le proporcionó.
Gia estaba fascinada con la lluvia y yo lo estaba con ella.
Su manera tan mágica de disfrutar algo simple hizo que mis mejillas se pusieran rojas. Agradecí al cielo porque ya había caído la noche y sería difícil que la chica se percatara del sonrojo.
Raspé la garganta para obligarme a reaccionar.
ーNo creo que el autobús pase ya. Es tarde.
Mis palabras hicieron que Gia también regresara a la realidad y miró a ambos lados. La carretera estaba completamente vacía.
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Entre Hilos
Romance¿Y si te dijera que tu alma gemela es una chica mitad demonio? Abril se llevó dicha sorpresa cuando se reencontró con Gia, su amiga imaginaria de la infancia, quien resultó ser no tan imaginaria y que posee habilidades sobrenaturales. Su historia pu...