ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 11 - ᴀʏᴜᴅᴀ ᴅᴇ ᴘᴇᴛᴇ

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@st4rGregory

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La noche ya había gobernado en el vecindario. Se podía oír el canto de los grillos, las luciérnagas viajaban de esquina a esquina y la luna alumbraba levemente las casas en soledad.

El querido par, se encontraba despierto
a altas horas de la noche. Estaban como guardias de seguridad en la puerta que ellos mismos habían destruido. Controlaban que nadie se meta a robar, pero eso también les causaba aburrimiento y sueño.

- "Donald, así no vamos a poder. En cualquier momento nos vamos a dormir."

Se quejó el perro, cruzado de brazos y con ojeras debajo de sus ojos.

- "No negaré que tienes razón. Deberíamos tapar el hueco libre con algo."

Respondió, quedando pensativo al finalizar su oración.

- "¿Cómo que cosa?"

- "Todavía no sé. Pero tiene que ser de tamaño grande para cubrir todo el hueco donde estaría la puerta."

Seguía pensativo.

- "Podríamos tapar la entrada con la misma puerta, pero apoyándola nada más. Y para que no se caiga, colocamos el sofá detrás."

Ideó goofy, siendo inteligente por primera vez en el año.

- "Que idiotez la nuestra. Lo hubiéramos pensado antes."

Dijo donald, levemente asombrado.

- "Hubieras."

Corrigió el opuesto, dándole la contraria a su amigo pero al mismo tiempo, hablando con la verdad.

Los dos cruzaron miradas por un momento, y después dejaron salir un gran suspiro. Se ponen de pie y con fuerza, levantaron la puerta para simplemente apoyarla en su lugar. No la estaban arreglando, solamente estaban tapando la entrada con la misma. Mañana en la mañana, cuando sus cuerpos ya estén con bastante energía, iban a pensar en como arreglar la puerta.

Ambos se acurrucan en el sillón y se proponen a descansar sus mentes. El primero en dormir fue goofy, ya que donald no podía dejar de pensar en mickey. Su cabeza estaba repleta de preguntas sin responder, y de preocupaciones por su amigo. Trató de mantener la calma y logró dormir a lo último.
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Un nuevo día comenzó. El sol mañanero se asomaba en el paisaje que regalaba el cielo. Los pájaros compartían sus cantos y aleteaban por los aires limpios.

Parecía ser una mañana perfecta para cualquiera, menos para donald. El cuál estaba despierto con los ojos tornados en color rojo, por no poder dormir a gusto. Se mantenía con los brazos cruzados y el seño fruncido. Tan temprano y el malhumor ya estaba ahí.

A su lado, se encontraba goofy. Roncando como si fuera la bocina de un barco. O al menos, eso es lo que pensaba el pato. Que por cierto, estaba totalmente irritado. El pobre estaba cargando con un fuerte estrés, más con la culpa de que no llegó antes a la casa de mickey para poder "salvar" al mismo. Su mente se nublaba y tenía un tic en su párpado inferior del ojo izquierdo. Ya no podía resistirse y finalmente, explotó.

𝙾𝚗𝚎 𝚕𝚊𝚜𝚝 𝚔𝚒𝚜𝚜 ┊𝐒𝐮𝐢𝐜𝐢𝐝𝐞 𝐦𝐨𝐮𝐬𝐞┊𝐁𝐎𝐎𝐊 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora