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Sergio se encontraba en una práctica mientras pensaba en su próximo entrenamiento, seguía en el Madrid, aunque ya tenía en la cabeza que estos serían sus últimas temporadas en el club. Simplemente la edad no duraba para siempre. Aunque era un gran defensa (e incluso considerado uno de los mejores de España) ya había perdido la titularidad ante otras jóvenes promesas de la cantera mucho menores a él.
Su época dorada del fútbol había sido hace casi diez años, lo que significaba que tendría que retirarse en poco tiempo.

Pensaba en el Madrid, pensaba en su juventud y como la mayoría  de sus años dorados habían sido consumidos por aquella depresión que lo carcomió al darse cuenta de la triste realidad de la vida. Lo único que lo había alejado de aquella vida de drogas y alcohol fueron Pilar y sus cuatro hijos, a los que había tenido con la misma mujer. Aveces, sentía que esa vida no era para él, luego de haber tenido aquella fantasía ubicada en Holanda junto a la mano del alemán, nunca había podido tener otro sueño cada noche que no tuviera que ver con aquello, apesar de que ya habían pasado casi ocho años desde la última vez que se habían comunicado de alguna forma.

Todos sus momentos felices no superaban aquellas benditas semanas, aquel verano de 2011 que jamás olvidaría, aquel que era el motor de su vida y la destrucción misma de esta a la vez.

Y todo había empeorado, cuando les habían informado de un amistoso contra el Istanbul Basaksehir FK al principio, había respondido "¿Eh?" Para luego abrir los ojos, y recordar aquel nombre desde hace meses, cuando visualizava el perfil de Mesut y vió la foto del fichaje para este.

Se estaba preparando mentalmente para aquel momento, porque sabía que se quebraría al darse cuenta de que aquellos ojos, oscuros y flojos ya no se fijarían en él nunca más.

Faltaban solamente dos días para volver a verse otra vez, y quizás, solo quizás revivir aquel brillo que hubo alguna vez en sus ojos apagados.

***

Mesut estaba en su habitación, rezando.
Le costaba concentrarse en estos días, debido a que no había podido tener buena comunicación con Amine, su actual esposa. Se había casado en dos mil diez y nueve, luego de pensarlo por un buen tiempo y finalmente sentirse "preparado", habían tenido una hija, a la cual nombraron Eda.

De cierta forma, él había superado todo lo de Sergio hace unos años, cuando luego de la bendición y aceptación de su familia a la relación con Amine, experimentó esa curiosa felicidad.
Nunca había vuelto a hablar con su padre de aquel "tema", como si nunca hubiera sucedido en realidad, desapareciendo junto a los golpes y su vida en Madrid.

Suspiró lento, volviendo a reintegrarse a la habitación, viendo como Amine se encontraba leyendo un libro.

–Amor...–Dijo, acercándose a paso lento a la cama. La chica lo miró, ciertamente era hermosa, su pelo castaño claro y su piel ligeramente blanca eran dignas de observación.–¿Sabes que te amo más que a nada en el universo, verdad?

No recibió una respuesta, solamente una sonrisa, el alemán siempre hacía lo mismo, todas las noches rezaba por la salud de su hija y su esposa. También, aveces rezaba por Sergio y sus hijos, con la frase: "aunque lo que hicimos estuvo mal, deseo que Dios te perdone y que toda la salud sea dada para tu familia y para tí".
No era algo inusual que dijera cuánto la amaba, más bien parte de la rutina nocturna.

–Eres un regalo...–Continuo, sentando se en la cama y tapándose, abrazando a su contraparte.

–Y tu eres el mejor esposo que alguien podría tener.– La castaña lo miró, abrazándolo para cerrar su libro y apagar la luz para dormir.

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N/a

VOLVIIIIII <3 Gracias a Soyunmonochino por hacerme decidir realizar la segunda parte de esta historia.

Los quierooo


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