Encuentro con Anubis 1/2

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Decidí hacerlo omegaverse porque deseaba explorar algunas cosas 👀, espero tenga buen recibimiento.
Todo es de Mojito uwu

La universidad es un infierno y Seth puede dar fe de ello.

De acuerdo, tiene sus lados buenos, como el hecho de no tener que usar uniformes, horarios más flexibles y un poco más de libertad a la hora de elegir las clases a tomar. Además a eso se le añadía que estaba estudiando lo que le gustaba para graduarse de una carrera que amaba.

Pero en el lado malo estaban los malditos plazos y los jodidos exámenes. Dioses, eran una tortura. Si no pasaba días sin dormir y viviendo a base de café – al punto que su compañero de piso lo regañaba para que se cuidara más – pasaba horas creando cuadros, maquetas y figuras mientras corría de un lado a otro porque la universidad a la que iba era jodidamente grande.

Y luego estaba su trabajo a medio tiempo para solventar gastos que era igual de asfixiante.

Ser el "chico de los recados" para una empresa tan gigante como era Ennead no era algo fácil y aunque al menos su jefe no era un completo imbécil (había oído historias de terror de parte de Thoth) si dejaba muchas tareas que realizar. Sin embargo no podía quejarse, considerando que la paga era lo suficientemente buena para comprar materiales de arte y pagar medio alquiler.

(Nunca lo diría en voz alta, pero agradecía a Thoth por aceptar mudarse con él para reducir el costo del alquiler del departamento que quedaba más cerca de su universidad. En ese entonces él no los llamaría amigos, solo conocidos, pero el beta había confiado en él y estaba muy agradecido por ello.)

Tenía la suerte de que sus padres le colaboraban con dinero para la comida y el transporte. Poseer una beca deportiva del 100% era otra ayuda enorme.

Pero todo esto lo dejaba completamente estresado y agotado al finalizar el día, por lo que al llegar a su hogar lo único que hacía era tirarse en el sofá y ver el techo por un rato, al menos hasta que tuviera que realizar una tarea o tuviera el suficiente hambre para prepararse algo.

Si tenía suerte, Thoth prepararía algo para los dos, lo que le ahorraba un paso entre volver a recostarse y ver un capítulo de alguna serie de turno. Si no la tenía, le tocaba a él cocinar para ambos.

Y ahora estaba a punto de averiguar si estaba, o no, teniendo suerte.

Con un suspiro de alivio, abrió la puerta del departamento, tirando su mochila a un lado.

El día había sido extremadamente pesado con él teniendo que entregar el borrador de su proyecto de final de ciclo lectivo y luego con Geb Atem haciéndole hacer las reservaciones en el hotel en el que se instalaría con su esposa en la época de vacaciones – se lo ordenó con una mirada que le dejó muy en claro que si no conseguía la fecha y hora estipulada, la iba a pasar muy mal – junto con todas las actividades que planeaban hacer, lo que se tradujo a él quedándose horas extras.

Estaba muerto para el resto del día.

— ¿Día pesado? —Le dio un gruñido al hombre de ojos azules, asintiendo mientras se restregaba los ojos. —Para tu suerte, deje café ya preparado. Saldré con Maat. —puso la mirada en blanco al oír el toque afectuoso en la voz de Thoth.

Si bien había apostado cuanto tardaría su amigo en pedirle salir a la alfa, desde que lo había hecho, todo de él chorreaba miel, flores y muchos colores.

Que suplicio.

—Te estoy oyendo, que tengas mala suerte en el amor no quiere decir que todos lo hacemos.

— ¡No tengo mala suerte en el amor! —Respondió rápido. —Simplemente no lo busco.

Realmente no le interesaban las relaciones duraderas y monógamas. Prefería ser libre sin toda la responsabilidad que venía con una pareja. Tampoco estaba para aguantar celos y escenas ni tenía el tiempo para citas y juegos.

Le era más fácil salir de fiesta y enrollarse con alguien de su elección para olvidarlo a la mañana siguiente, que iniciar una relación con alguien con quien tendría que entregar el 50% de él.

—Siii...seguro... —el sarcasmo goteó de la boca ajena — y no tiene nada que ver con Nephthys ¿no? —Un tic se formó en su ojo al recordar a la bonita beta con la que había salido desde sus catorces años y como esta le había engañado con un omega desconocido hace menos de un año.

Nunca sabría quién le había mandado capturas de todos los mensajes que ella le estuvo enviando a ese extraño, pero tenía que agradecerle que ya no le estuvieran viendo la cara de idiota.

Eso no quitaba que aún le dolía el engaño de la primera persona que había amado en su vida – en el sentido romántico – especialmente cuando ya hablaban de casarse y formar una familia.

Ella había llorado y rogado que le perdonara, que todo había sido un juego, pero simplemente no pudo hacerlo.

La confianza estaba rota y su orgullo estaba lastimado.

—No, no tiene nada que ver con ella. —Se negó a decir la verdad, caminando de largo hasta la cafetera para conseguir un poco de su amado café, la única razón por la que seguía de pie. —Sal de una vez, que luego me despiertas cuando vienes de madrugada apestando a canela. —Thoth solo le sacó la lengua, desapareciendo de su vista.

Se permitió suspirar de alivio cuando por fin se encontró solo.

Ya faltaba poco para entrar en vacaciones, solo tenía que aprobar el proyecto final y tendría un mes y medio de descanso de clases, libros, manchas y pintura.

Poco, faltaba tan poco...

Tenía que repetirse eso para darse el ánimo de levantarse todos los días a las seis de la mañana o, de lo contrario, simplemente renunciaría.

El sonido de su celular le hizo pegar un salto del susto. Se había quedado tan metido en sus pensamientos que se desconectó.

Con el ceño fruncido, tomó el teléfono, un poco extrañado al ver que era una llamada de Thoth.

¿No había salido hace menos de diez minutos?

— ¿Si? —contestó, aprovechando para beber su café. Sea lo que sea que quisiera, esperaba que no implicara que él tuviera que hacer un esfuerzo físico.

—Ahm...Seth, dejaron algo para ti en la entrada al edificio. O al menos hay una nota que dice que es tuyo. —La voz ajena se oía un poco histérica, pero simplemente lo descartó. Seguro algún repartidor que no era capaz de dejar sus cosas en el buzón.

— ¿Y? ¿No puedes subirlo? Si no puedes solo déjalo en el buzón que iré a buscarlo.

—No, si, ya lo subí. Solo que necesito que me abras la puerta, es algo frágil como para manejarlo con solo un brazo.

¿Frágil? No recordaba que ninguna de sus compras en línea fuera lo suficientemente delicado como para que alguien tuviera que ser extremadamente cuidadoso a la hora de moverla y sus padres nunca le enviaban algo que no fuera dinero.

Se encogió de hombros yendo a abrir, lo más seguro es que fuera el remitente equivocado.

—Entonces ¿qué es lo qué dejaron qué es tan frágil...?—se quedó de piedra cuando vio lo que su compañero de piso cargaba.

En los brazos del beta había un pequeño bultito envuelto en mantas blancas. Era pequeño, silencioso y se movía.

—La nota dice que es tuyo, Seth. —Ante la voz cargada de molestia, dejó la taza de lado para acercarse, moviendo todas las telas que cubrían al pequeño bulto.

Tenía piel rosadita – casi roja – manitos pequeñas, labios pequeños y grandes ojos negros que apenas enfocaba.

Un bebé.

Santa mierda.

¡Era un bebé real!

— ¡Esa cosa no es mía! —Gritó por reflejo, haciendo una mueca cuando el infante, anteriormente callado, rompió en llanto.

Definitivamente esto tenía que ser un sueño...o una pesadilla.

❤️ ¡Papá Seth!❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora