No soy él - Drarry

La Malfoy Manor

El día de la despedida llego, los examenes habian acabado el día anterior y Draco estaba con sus amigos y su prometida esperando abordar el tren, sentía unos ojos en su nuca más no volteo ni por un segundo, sentía que si lo hacía todo se derrumbaría y correría a los brazos de esa persona. Prefirió ahorrarse el dolor y las explicaciones.

Draco sabía que iba a tener que enfrentarse a la realidad de lo que sentía, y el rumor no tardó en llegar a sus oídos. No habían pasado muchas horas desde que vio a Harry llegar al lago negro con la comadreja menor, y la noticia se esparció rápidamente por Hogwarts. Fue Blaise quien, acompañado por Pansy, entró al Gran Comedor con una expresión que dejaba entrever que había algo que contar, aunque ambos estaban reacios al principio.

—Draco, tienes que escuchar esto —dijo Blaise, dejando caer su voz a un susurro conspirativo mientras se sentaban a su lado—. Verás, Pansy y yo... bueno, ¡los vimos!

Los ojos de Draco se abrieron un poco más de lo habitual, su corazón latiendo más rápido. —¿Qué viste? —preguntó, aunque ya tenía una idea.

—Harry y la comadreja... se estaban besando en un pasillo cerca del aula de Transformaciones —dijo Pansy, dejando caer la noticia como si fuera un rayo. Su mirada era una mezcla entre sorpresa y curiosidad—. Se veían felices, Draco.

La noticia lo golpeó como una ola fría. Sin querer, se encontró forzando una sonrisa, sorprendiendo a más de uno de sus amigos que estaban a su alrededor. ¿Cómo podía sonreír cuando sentía que su corazón se rompía en pedazos? Pero luchaba con esa disonancia; quería que Harry fuera feliz, aún si eso significaba que no era a su lado.

Antes de llegar a cenar, había escuchado a un grupo de chicas cuchichear sobre su relación fallida con Harry. Recordó la voz de una de ellas, una Ravenclaw hija de muggles que siempre hablaba con términos muggles que él solo comprendía gracias a Harry. Había algo reconfortante en el modo en que la chica hablaba sobre relaciones, haciendo comparaciones que él nunca había considerado. Ahora, mientras intentaba digerir la noticia del beso, se dio cuenta de que escuchó algo que le gustó, una metáfora que se quedó grabada en su mente: "A veces, dejar ir es un acto de amor".

Esas palabras resonaron en su interior y decidió que quizás era lo que necesitaba recordar para no interferir en la nueva vida de Harry. A pesar de su propio dolor, quería que Harry fuera feliz, y si eso significaba permitirle explorar su relación con la comadreja, debería hacerlo. Por eso, mientras la cena continuaba y la conversación a su alrededor se tornaba irrelevante, se obligó a mantener esa sonrisa en su rostro y a recordar por qué no debía entrometerse en sus asuntos.

Draco inhaló profundamente y decidió que buscaría a alguien más que le explicara esos términos muggles que tanto había intentado entender. Quizás podría empezar a aprender más sobre el mundo de Harry, no por el deseo de recuperar lo que tenían, sino por el deseo de comprenderlo mejor y de apoyarlo en su nueva elección. La idea de encontrar un nuevo camino, incluso si era doloroso, comenzó a parecerle un poco más clara.

De alguna manera, al saber que estaba dispuesto a dejar ir a Harry, sentía que estaba comenzando a liberarse de las cadenas de su propio corazón roto. No sería fácil, pero decidió que intentaría ser la persona que Harry necesitaba, aunque no fuera a su lado.

Volviendo al tema, los alumnos volverían a casa por las fiestas, los Malfoy harían una fiesta por la celebración del Yule, habian según su madre varios invitados, entre ellos los Potter, las dos familias se llevaban reiteramente bien, sus padres se odiaban pero sus madres habian sido mejores amigas en la escuela, si, su madre no fue muy aceptada por los Black al enterarse, pero no importaba, ahora los unicos Black que quedaban ya no eran supremacista a excepción de una, su tía Belatrix Lentrange, hermana mayor de su madre, nunca dejaron que ella se acercara a Draco y él esperaba que siguiera asi.