XXIV

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Al otro día, debían ir al hospital, y como siempre, Seokmin estaba nervioso, y permaneció casi sobre Joshua toda la mañana, recibiendo mimos que lo hacían sentir un poco mejor.

En el momento que tuvo que entrar a la sala donde estaría la máquina de tomografía, separándose de Joshua y de su madre intentó no temblar tanto.

Había hecho eso incontables veces, pero no podía superarlo.

En una sala aparte, la señora Lee, Joshua y su doctor miraban la pantalla del ordenador.

El hombre hizo una mueca cuando notó la imagen del tumor, más brillante y clara entre toda la masa gris de su cerebro, movió un poco el mouse de la computadora, tomando unas medidas, anotando un par de cosas, estuvo así unos minutos, hasta que anunció por un micrófono que ya habían terminado, con lo que Seokmin fue libre.

El doctor de volteó hacia ambos, le dedicó una pequeña mirada a Joshua, acostumbrado a que el joven se vaya cuando tenía que hablar con la mujer, pero el rubio se adelantó antes de que le dijeran algo.

—¿Podría quedarme, Omma Lee?

La mujer lo miró un segundo, antes de asentir, Joshua ya era grande y tenía derecho a saber lo que le ocurría a Seokmin.

—Bien —dijo el médico—. La parte buena, el tumor no ha crecido, sigue igual que hace unas semanas; la parte un poco más mala es esa misma, apenas se redujo algo de un milímetro —añadió—. Los medicamentos no parecen estar funcionando mucho, debería haberse reducido mucho más. Es algo extraño que su cuerpo se haya acostumbrado a los medicamentos que le recetamos, pero puede pasar... Deme un momento luego y le daré otros. Pasando a otro tema, ¿No tuvo ningún síntoma?

—No ha vuelto a tener fiebre, ni dolor —la señora Lee miró a Joshua, para corroborar lo que había dicho, el rubio negó.

El doctor asintió, anotó en una hoja unas palabras.

—Bien, les comentaré, los tumores cerebrales pueden tener distintos síntomas dependiendo de la persona, fiebre y dolor de cabeza son recurrentes, pero pueden surgir otros, les diré los más comunes —el hombre se apartó un poco para ver hacia la computadora, tomando una lapicera para apuntar a las imágenes—. El tumor está en la parte más externa del cerebro, entre este y el cráneo, por eso se lo considera benigno, de estar más adentro, sería maligno —explicó—. Pero también tiene sus cuestiones.

>> Por la zona en la que está, que llamamos el lóbulo frontal, esta misma, la parte de arriba y adelante del cerebro —abarcó haciendo un círculo con la lapicera una parte de la imagen—. Es la encargada de cosas como el lenguaje, el pensamiento racional, las funciones motoras, y también de funciones sociales y hasta sexuales; incluso de la memoria a corto plazo; y cualquier síntoma que pudiera tener Seokmin está relacionado a esas cosas.

>> Desde crisis de ansiedad, dificultad para hablar, para hacer amigos o movimientos de baile, o hasta falta de equilibrio pueden ser síntomas, presten atención a esas cosas, si las hay, si no, o si empeoran —dijo—. Tengo entendido que Seokmin ya es propenso a tener ataques de ansiedad, aunque puede tener relación con esto, creo que son más psicológicos, no sé mucho de ese tema, pero recomiendo que vaya a un psicólogo, dígame, ¿Continuó llendo a clases con la fonoaudióloga que le recomendaron? —sus ojos fueron hacia la señora Lee.

Antes de poder contestar, golpearon la puerta con rapidez, sin esperar respuesta, una enfermera abrió y asomó su cabeza por la puerta.

—Disculpe, doctor, pero Lee Seokmin está entrando en pánico —dijo, su tono tranquilo no hizo que los demás se sintieran bien—, no deja de repetir "Shua".

𝗟𝗼𝘂𝗱 キ 𝘴𝘦𝘰𝘬𝘴𝘰𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora