XXVII

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—Ultimo día en Yongin —anunció Joshua en cuanto abrió los ojos, despertado por la luz del exterior, aunque fue para sí mismo.

Se frotó los ojos, girando su rostro para ver al lindo chico dormido a unos pocos centímetros de él, apretujados en una cama particular.

Sonrió, mirando lo lindo que era su novio.

No sabía qué hora era, pero por la luz del exterior no era tan temprano como pensaba, y era bastante raro que Seokmin durmiera más que él, pero no podía culparlo, después de todo el estrés que había sufrido el día anterior.

Por más que el pelinegro había dormido siesta durante la tarde de ayer, parecía que el sueño no lo abandonaba.

—Seokminie~ —canturreó, bajo—. Qué haré si mi sol no despierta.

Se acomodó con ganas, girando su cuerpo para quedar frente a él, esperando que sea suficiente para que se despertara, aunque el pelinegro sólo frunció un poco el ceño.

Con algo de pena por despertarlo, pero aún así con ganas de molestarlo un poco, Joshua comenzó a dejar pequeños y sonoros besos por todo su rostro, haciendo que el chico arrugara un poco su nariz y se echará hacia atrás, hasta que finalmente abrió los ojos para correr el rostro del rubio del suyo, murmurando un sonido de queja.

—Ha salido el sol —dijo Joshua, con algo de gracia, viendo al chico enderezarse en la cama, apoyándose en su codo.

Joshua rió un poco al ver el puchero en los labios de Seokmin, como si fuera un niño pequeño enojado por haberlo despertado.

Molesto —lo escuchó murmurar a Seokmin, saliendo de la cama.

Eso lo hizo soltar una carcajada.

—Eres tan lindo en las mañanas —dijo el rubio, estiró su cuerpo y brazo fuera de cama, para picar una de las nalgas de su novio sin levantarse de la cama.

El toque lo hizo casi saltar, volteándose rápidamente para mirarlo con desconfianza.

no —respondió el pelinegro, haciendo que Joshua riera de nuevo.

𝗟𝗼𝘂𝗱 キ 𝘴𝘦𝘰𝘬𝘴𝘰𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora