Nonsense

881 24 1
                                    

—Una pista pequeña, venga —vuelve a pedir Horacio, pero Volkov niega con la cabeza.

—No. Es una sorpresa —Horacio suspira, resignado. No parece que vaya a conseguir sonsacarle qué tiene pensado para ese viernes. Supone que será algo especial, porque cumplen seis meses como pareja.

Se pega más a él, con la excusa del frío, pero en realidad lo que quiere es abrazarlo. Lleva unos cuantos días de buen humor, distraído y contento, y Volkov ha debido de notárselo, porque también él está más risueño últimamente. Ver a Horacio así le alivia.

Volkov se apoya contra la pared de la sede, y Horacio se recarga contra su pecho. Están a punto de comenzar su turno, y aprovechan los últimos minutos para charlar animadamente y compartir gestos cariñosos. Les ha tocado turno de noche, y el sol ya empieza a ponerse antes siquiera de que abandonen las instalaciones de la sede del FBI.

—¿Esa sorpresa incluye un regalo? —insiste Horacio, obcecado con el mismo tema. Volkov se ríe, inclinándose hacia delante y apoyando la frente en su hombro.

—Bueno, ya veremos —resuelve. Quiere que sea algo especial para Horacio, porque él se siente especial cada día a su lado, y quiere devolverle ese sentimiento de alguna manera.

Aunque, por la manera en la que le brillan los ojos a Horacio cuando él vuelve a levantar la cabeza, Volkov piensa que quizás él se siente igual de especial pasando cada día a su lado.

—¿Qué miras? —pregunta Horacio, sintiendo cómo Volkov observa con interés su rostro.

—Tus ojos, bebé —responde. Horacio ríe nervioso, poniéndose un poco rojo por lo inesperado del cumplido. Volkov sonríe, pero no le deja responder nada, porque junta sus rostros para besarlo. Horacio se sorprende, pero corresponde al beso y apoya una de sus manos en el muro tras la espalda de Volkov. La otra va a parar a su nuca para llevar el control del beso.

—Vale... —murmura Horacio, para sí mismo, antes de inclinarse a por otro beso. Aunque después de los meses de relación no le parece raro que Volkov tome la iniciativa para besarlo, sí que le toma desprevenido cuando lo hace en sitios como la sede, donde se supone que tienen que mantener la formalidad requerida en el ambiente laboral.

Fue lo que acordaron cuando hablaron de qué tan privada querían mantener su relación. Ambos estaban de acuerdo en que no querían esconderse, pero que en el trabajo no podían actuar así. A pesar de eso, a Horacio no podría estar gustándole más el hecho de liarse con Volkov fuera de las instalaciones del FBI, donde cualquiera podría verlos. Le gusta ver que Volkov no lo esconde, todo lo contrario.

Nota a Volkov envolver su cintura con ambos brazos para pegarlo a su cuerpo, y él también hace todo lo posible por mantenerse cerca, acariciando sus labios con su lengua para tantear el terreno antes de hacer el beso más húmedo. Dejan apenas unos segundos de diferencia entre beso y beso, aprovechando al máximo ese tiempo de paz antes de empezar a trabajar.

Horacio nota cómo Volkov separa una de sus manos de su cintura, y está a punto de protestar, hasta que entiende lo que va a hacer.

—¿La vas a subir al facebook? —bromea Horacio, al tiempo que esconde la cara en su cuello para que la cámara no capte lo rojas que tiene las mejillas en ese momento. Escucha a Volkov reírse, y después el click de la cámara del móvil.

—Por supuesto. De foto de perfil —Horacio pensaría que está bromeando si la foto que tiene actualmente de perfil no fuera una de ambos, abrazados como en ese momento.

Él también se ríe, siendo consciente de que la cámara va a capturar sus hombros y parte de su espalda, pero su rostro va a quedar oculto entre el hombro y el cuello de Volkov. En esa zona le empieza a dar besos suaves, ascendiendo y volviendo a descender, recorriendo su piel una vez más. Volkov traga saliva y él lo siente casi bajo sus labios, lo cual es un incentivo para moverse hacia su nuez y besar alrededor del contorno. Volkov echa la cabeza hacia atrás, dándole acceso a más piel, mientras hace todo lo posible por controlar los suspiros que pujan por salir de entre sus labios en ese momento.

Privatters VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora