De pelirrojas y morenos va la cosa

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Ginny Weasley intentaba hacerse paso entre la marea de gente que se agolpaba en la puerta del hotel para verla. Había flashes por todas partes, y ella, que no soportaba los lugares abarrotados, tenía ganas de llorar. Parecía que la puerta de recepción estaba a kilómetros de distancia.

-¿Qué nos puedes decir sobre Hermione Granger? ¿Es verdad que se llevaba tan mal con Draco Malfoy?

-Dejadme pasar por Dios.- chilló enfadada la pelirroja.- no diré nada.

Pero la gente no escuchaba, intentaban pararla todo el rato para preguntarla o por un autógrafo. Estuvo a punto de ponerse a gritar de la frustración, cuando alguien le tendió una mano para ayudarla a entrar. Blaise Zabinni.

-¡Que la dejéis en paz, estúpidos!

Zabinni tenía un porte intimidante que hizo que las crías que no la dejaban pasar se apartasen asustadas. Gin le miró con una mezcla de temor y agradecimiento y ambos entraron corriendo al hotel.

-Pensaba que moriría aplastada.- dijo jadeando nada más entrar en el ascensor.- gracias por cierto.

Él se encogió de hombros con indiferencia y se quedaron en silencio durante el resto del trayecto. Un silencio muy incómodo a decir verdad.

Llegaron al piso y ambos salieron. Ginny, mordiéndose el labio, se atrevió a decirle:

-Como mañana tenemos que ir a la entrevista esa, podemos bajar a desayunar a la misma hora para preparar las respuestas. ¿Te parece?

-Como quieras, de todas formas no pienso soltar nada sobre esos dos.

-No, yo tampoco. Lo llevan claro, yo solo voy a defender a Hermione.

-Ya...

Y así, se despidieron hasta el día siguiente.

Cuando ella entró en la habitación, no puedo evitar quedarse en el umbral de la puerta un rato, pensando en el chico tan guapo y sexy que acababa de dejar. Nunca se había llevado precisamente bien con Zabinni, era un Slytherin amigo de Parkinson y compañía. Aunque nunca había tenido oportunidad de cruzarse más de dos palabras con él, así que se dijo a sí misma que no le juzgase demasiado pronto. Además, el maldito besaba de madre.

"No te atormentes con esos pensamientos, Ginny"

Se sentía muy culpable de lo que le había hecho a Harry. Bien es cierto que desde hacía varios meses la cosa no marchaba bien. Resulta que ninguno de los dos se conocía lo suficiente y cuando por fin lograron abrirse vieron que en realidad no se gustaban, era más amistad fraternal que otra cosa. Y ahora, después de haberse dado el lote con Zabinni, había quedado muy claro que Harry Potter y Ginny Weasley no estaban hechos el uno para el otro.


A la mañana siguiente se despertó a las ocho, y bajó corriendo a desayunar. Zabinni ya estaba allí, y ella se sentó enfrente.

-Bien, esta es mi sugerencia. Cuando nos pregunten si lo que tienen es real, nosotros juramos y perjuramos que sí, pero que como prefieren mantenerlo privado, no diremos nada de como han llegado hasta este punto de amigos con derecho a roce. ¿Trato?

-Por mí genial, aunque te aseguro que nos van a preguntar como lo están llevando por Inglaterra. ¿Qué decimos?

-Pues nada, que no tenemos noticias porque la gente todavía está como en shock.

-Va, eso es muy poco creíble.

-Bueno, pues decimos que lo apoyan.

Zabinni empezó a carcajearse.

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⏰ Última actualización: May 21, 2015 ⏰

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