Draco
La imbécil de Granger me había dejado en ridículo completo. La muy asquerosa se había descojonado de mí mientras me entrevistaban y por supuesto, lo iba a pagar claro. Tarde o temprano, se las vería conmigo.
Vi como me miraba desde su silla. Parecía nerviosa y asustada por mi reacción. ¿Acaso la valiente Gryffindor me tenía miedo? Bueno, pues que se preparase, porque no iba a permitir que se saliese con la suya.
Entramos todos en el comedor que los del estudio habían preparado y cada uno empezó a buscar su nombre y su silla asignada. y, vaya por Dios, me tocó con la rata de biblioteca.
-Yo aquí no puedo comer -dije de mal humor.- no con gente como ella al lado.
-Vas a tener que aguantarte -me susurró ella.- y por favor, relájate que nos están grabando y vamos a quedar mal.
-Aplícate también el cuento ¿no crees?
Genial, le había dado justo donde más dolía. Me miró con asco y no dijo una palabra más. Cuando llegó el primer plato, empezamos a comer sin mirarnos siquiera. Todo parecía que iba a ir más o menos normal cuando Granger derramó su vaso de vino en mi esmoquin nuevo.
-¡MALDITA SEAS GRANGER! -chillé.
-¡Lo siento, ha sido un accidente!
Toda la mesa nos estaba mirando, y obviamente las cámaras también. Granger intentó acercarse con una servilleta y roja como un tomate. Sin embargo, no iba a permitir que la sangre sucia me tocase, por lo que la quité la servilleta de las manos y empecé a secarme solo.
-Quizás deberías quitarte la chaqueta, no tienes la camisa manchada -me dijo la chica de al lado.
La miré y me quedé embobado. Estaba buenísima. Tenía además rasgos indígenas y sus ojos eran enormes y brillantes. Y su cuerpo... estaba sentada y con un vestido largo, pero se veían claramente unas hermosas piernas y curvas. Dios mío, había hecho bien en venir al programa. Me aclaré la garganta y con mi mejor tono y sonrisa, le dije:
-Sí, tienes razón. La verdad es que es un estropicio. Hay gente muy descuidada.
Lancé una mirada a Granger, a la que le saltaban chispas de los ojos. Luego, volví mi mirada a la chica guapa y con mis mejores modales, le pregunté:
-¿Cómo te llamas?
-Marta, ¿y tú?
-Draco Malfoy, de Londres.
-Que guay, yo nunca he estado en Londres. Por cierto, soy de Lima.
-La verdad es que me encantaría conocer Bolivia...
-Pero si Lima está en Perú.
-¡Es verdad! perdona.
Vi a Granger reírse de mí por segunda vez en el día. ¡Como si reírse de los demás fuese algo divertido!
Marta me sonrió como si aquel fallo lo encontrase adorable y luego dejó de prestarme atención.
Para cuando llegaron los postres, estaba bastante cansado. La comida había sido larga y pesada y esta deseando irme a la casa para dormir una siesta. Parece que los jefes leyeron mi mente porque justo en ese instante se levantaron y nos indicaron que les siguiésemos hacia el exterior. Los coches ya estaban listos para llevamos y yo aproveché ese momento para pegarme como una lapa a Marta y meterme en el mismo coche. Observé que Granger, por su parte, se había metido en el de detrás con una chica pelirroja que se llamaba Emily.
El viaje fue ameno. Marta me habló de su vida. Me contó que vivía con su hermana en un piso y que había estudiado en el instituto Brujas de Salem en EE.UU cuando era adolescente, al igual que todas las chicas de su familia. Descubrí que tenía familia mágica, con lo cual me alegré.
-Ahora vivo en Lima por el trabajo y porque mi familia es de allí, pero prácticamente me he criado en EE.UU, por eso mi inglés es tan bueno.
Yo le hablé de mi dinero y mi familia. Parecía muy contenta con lo que le contaba. Esta a punto de hablarle de mi mansión con elfos domésticos cuando el coche se paró. Habíamos llegado. Abrí la puerta y lo que vi me dejó muy sorprendido. La casa era enorme y tenía unas vistas espectaculares del campo verde, parecía mentira que cerca se encontrase Nueva York. Vi a lo lejos un pequeño campo de Quiddich y una piscina. Que bien, por lo menos no me iba a aburrir.
Los concursantes nos juntamos en la puerta y las cámaras enfocaron nuestras caras.
-Recordad concursantes que hay cámaras en el techo de todas las habitaciones excepto en los baños. Ahora, si no os importa debéis coger cada uno una papeleta de este bol. En ella aparecerá la tarea que se os ha encomendado esta semana. Tenéis que presentar vuestro trabajo el lunes próximo en la gala en directo.
Nos miramos nerviosos y yo recé para que mi tarea no fuese vergonzosa o imposible de realizar.
La primera en coger el papel fue la pelirroja, al la que la cara se le quedó más pálida aún de lo que ya estaba. En voz alta, dijo que le había tocado bailar hip hop. Pufff, terrible. Poco a poco, los demás chicos fueron cogiendo su papel. Cuando le llegó el turno a Granger le temblaban las manos. Al leerla, dijo que tenía que tocar un instrumento. Bah, que aburrido.
-Mi turno -dije muy contento.
Cogí la última papeleta que quedaba y la leí:
-Tengo que... ¿hacer malabarismos y piruetas? ¿qué mierda es esta?
Me quedé muy descolocado. Joder, ¿por qué lo más difícil? Ya me veía quedando en ridículo delante de medio mundo. ¡Viva la vida!
-Pues esto ya es todo, veremos como sobrellevan los concursantes la prueba asignada. ¡Nos vemos!
El presentador se fue a su coche y a nosotros nos condujeron por la casa, que era muy grande también por dentro. Vi una sala con billar y todo. Los chicos nos metimos en una habitación común y las chicas en otra. A mí me tocó en la cama más alejada de la puerta, lo cual no me gustó porque así no podía escapar a la habitación de enfrente para ver a Marta o a otra sin que se notase. Vi que las maletas ya estaban al lado de la cama y sin preocuparme de más salí de la habitación con intención de ir al sofá del salón a dormir un poco. Pero, sorpresa sorpresa, cuando salí me topé de morros con una tía. El choque fue tan inesperado que casi me como su morro, literal. Vi unos labios rojos y carnosos que me pusieron a tope. Pero cuando me fijé en su pelo y su cara, la adrenalina se me cayo a los suelos. Era Granger.
-¿Qué quieres Granger? ¿Ya estás molestando? Vete a tu cuarto anda, que el concurso acaba de empezar y no quiero que me quites la ilusión.
- Que te den Malfoy solo venía a preguntaros si estaba todo bien. Pero veo que no soy bien recibida, así que me voy al sofá.
-Ni de coña el sofá es mío, quiero echarme una siesta.
-¿Quién te ha dicho que quiera tu mismo sofá?
Me miró mal y se marchó. Uf, menos mal. Creía que no aguantaría más y que la iba a cerrar la bocona que tenía pegándola cinta o algo. Que pesada, no callaba ni debajo del agua.
Me bajé a la sala de estar y al final decidí poner la televisión esta mágica para ayudarme a dormir algo. No tardé en caer a los brazos de Morfeo. Duro día había sido, y eso que Magicians acababa de empezar como quien dice.
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Magicians (Dramione)
FanfictionHermione Granger tiene 24 años y es escritora. Sin embargo, no ha tenido mucho éxito y es por eso que se apunta a un concurso llamado Magicians, en el que tendrá que convivir junto con otros magos en una misma casa mientras les graban y les hacen di...