Semana intensa

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Hermione

Estaba literalmente jodida. ¿Cómo iba a bailar yo en una... barra americana? No sabía quienes eran los que elegían los temas del concurso, pero si les descubría los iba a estrangular. 

A la mañana siguiente de la gala, me desperté muy temprano porque fui incapaz de dormir. Después de un escaso desayuno, me aventuré a dar un paseo por el jardín. Hacía muy bueno para ser primeros de noviembre. Me senté en un banco que había al lado de la pequeña piscina y abrí mi libro de lectura.

Así pasé como una hora entera hasta que unos pasos cercanos me sacaron de mi apasionante lectura sobre las mujeres en la Edad Media.

-Vaya, qué sorpresa verte leyendo.

Miré hacia arriba y me encontré con un chico de pelo platino. Malfoy.

-Bueno, por lo menos leo.

Me contuve de lanzarle el libro a la cabeza para que me dejase leer en paz. Ahora teníamos un acuerdo y me negaba a ser yo la que lo rompiese. En vez de seguir, intenté volverme a sumergir en la lectura. Sin embargo, no pude porque el muy listo de él se sentó a mi lado. Maldita sea.

-Esta tarde nos la dan libre...

-¿ Y qué?

-Nada, es que Marta quiere que hagamos algo todos juntos, dice que ayudaría a ganar audiencia. Se ha votado y esta tarde vamos a hacer cupcakes.

En ese momento, cerré mi libro con brusquedad. Lo miré mosquedada, a mí nadie me había preguntado si quería participar, simplemente me habían metido porque sí.

-Pues lo haréis solitos, no me apetece hacerlo.

-No seas aguafiestas Granger. Ni que te fuésemos a torturar.

-Bueno, es que va a ser así.

Me miró frunciendo el ceño y dijo:

-O bienes voluntariamente o te obligamos.

Nos quedamos mirándonos en silencio un buen rato. Era una guerra de miradas. Hasta que al final la tensión se me hizo tan insoportable que tuve que rendirme.

-Genial -dijo él.- te vemos a las cuatro en la cocina, no tardes.

Cuando se levantó y se fue, suspiré frustrada. Mi plan para la tarde era seguir leyendo un poco y luego ver una película en la sala de cine de la casa. Tendría que aplazar los planes.

No me molesté en ir a comer y a eso de las tres y media, decidí volver a la casa para cambiarme por algo cómodo.

-¿Dónde has estado esta mañana? ya pensaba que te habías perdido -me dijo Emily al verme.

-Leyendo.

-¿Te gusta leer? yo lo odio, es mejor ver la película o si no hay no molestarse y ya está.

No se si lo dijo en serio, pero la miré mal. ¿Quién narices diría eso? Vamos, ni en broma.

-¿Has probado a leer un libro bueno? te aseguro que si lo hicieses te gustaría.

Pero no fue Emily la que contestó, sino Marta.

-Granger, si no hay película es que el libro es malo. Además, leer es para aburridos, cansa un montón. Yo que tú lo dejaría y me preocuparía más por tu pelo. El pobre necesita un cambio ya. ¿No crees?

Vale, aquello ya me superó. Salí dando un portazo de la habitación y me metí en el baño. No por nada, pero es que si no me encerraba presentía que la pegaría una torta y eso iba en contra de las normas.

Cuando me calmé un poco, bajé a la cocina. Malfoy y un chico rubio que se llamaba Dylan ya estaban. Este segundo era muy agradable (y guapo) y venía de Melbourne. Marta, Emily y Mei bajaron a los minutos y el chico de tez negra, Jeff, llegó el último.

-Esto hay que hacerlo por turnos -dijo Marta, que al parecer llevaba la voz cantante.

-Es verdad -dijo Mei.- si no esto va a ser un desastre. Mirad, tengo aquí la receta, nos dividimos en parejas y cada uno está un cuarto de hora. ¿Os parece?

A todos nos gustó la idea así que todos empezaron a ponerse en parejas. Me hubiera puesto con Emily, pero como ella y yo no estábamos en nuestro mejor momento me quedé sola (éramos siete). Al verme sin nadie, Marta parecío muy contenta y dijo:

-Bueno, tendrás que hacer tu parte sola.

Apreté con fuerza los puños. Ella se había puesto con malfoy, que la miraba embobado. Aquello me sentó tan mal que le solté:

-¿Y si Malfoy hace conmigo mi parte? Igual no le importa.

Marta me miró con odio, más aún cuando Malfoy dijo:

-Vale, en relidad me da igual.

Me pilló un poco desprevenida e de decir. Que Malfoy aceptase era un milagro. Parecía que el karma me sonreía.

Él y Marta empezaron los primeros. El resto nos fuimos a ver la televisión mágica. En realidad no era difícil hacer cupcakes. Sobretodo teniendo en cuenta que casi todo se hacía con magia.

Me senté los más lejos posible de Emily y vimos en silencio la programación. Mi turno era el último, así que tuve que esperar un buen rato. Cuando Mei y Emily salieron por fin de la cocina, Malfoy y yo nos metimos.

Casi todo estaba controlado por la magia, pero aún así teníamos que vigilar que todo fuese bien, y además me tocaba montar las cupcakes. Cogí algunos bollos que ya estaban hechos y empecé a decorarles con azúcar de colores.

-¿Sabes que no te vas a morir por ayudarme no?

-Es que yo no cocino Granger,

-Es verdad, se me olvidaba que tu eres un señorito de clase alta. ¿Cómo te puede soportar tu putilla latina?

-Para ella es un privilegio estar conmigo.

-Si tú lo dices...

Me agaché un poco para extender la masa de azúcar por el bollo. Fue ahí cuando empezó a desatarse una barbarie. Malfoy estaba detrás mío, y al agacharme le planté sin querer mi culo en su cara. No le vi la cara, pero al terminar estaba muy rojo. Me le quedé mirando, al principio sin comprender nada, y cuando entendí lo que había pasado y empezaba a enrojecer yo también Malfoy me agarró de la cintura y me estampó contra la encimera. 

-¡Suéltame Malfoy!

Si me oyó, no me hizo caso. Acercó su cara y su boca y la mía se fundieron en una sola. Me resití lo que pude, pero Malfoy me metía la lengua hasta el fondo y me dejé llevar. Lo juro, fue una sensación de absoluta libertad. Recorrió con  sus manos todo mi cuerpo, en especial la espalda. Aunque yo no le tocaba, al final no me resistí y pensando en que aunque estaba mal (muy mal), me sentía genial besando a alguien, mis brazos llegaron a su cadera. Hacía tiempo que no besaba a nadie, exactamente desde que Ron y yo lo había lo dejado, así que ese beso fue algo casi como nuevo. Nos quedamos así un buen rato hasta que oí pasos en el salón que se dirigían a la cocina. Estoy segura de que si hubiese sido por Malfoy no me hubiese soltado, pero yo todavía tenía los pies en la tierra. Me solté dándole un empujón y justo en ese momento abrieron la puerta. Marta.

-¿No habéis terminado? Dios mío, qué lenta eres Hermione.

Estaba roja, con los labios hinchados y jadeando, pero Marta debía de ser muy tonta porque no se dió cuenta de nada. Me recogí un poco el pelo y me centré en mi tarea. La contesté secamente:

-¿Cuándo te he dejado llamarme por mi nombre?

Hola!! Espero que os haya gustado el cap. Os escribo para informaros de que la semana que viene no subiré nada debido a los exámenes globales. Lo siento mucho pero escribir me lleva tiempo y quiero hacerlo bien tanto en el fic como en los exámenes. Un beso!

Magicians (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora