El encuentro

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Draco

Era Hermione Sangre sucia Granger, aquí, en Nueva York, en el mismo hotel. Parecía una pesadilla, solo que esta era real. 

Blaise apareció detrás mío y al ver a quien estaba mirando enrojeció ligeramente, pero no se sorprendió. ¿Es que acaso sabía que estaba ella aquí? ¿Por qué no me había dicho nada el muy cabroncete? 

-Tú -dije mirando a Granger con odio.- ¿qué haces aquí?

-Lo mismo iba yo a decir -me contestó con desdén.

-Yo no hablo con sangres sucias, y menos contigo Granger.

-Pues para tu información, estoy aquí para participar en un concurso, Magicians. ¿Te suena Malfoy?

Pues claro que me sonaba. Mis temores se habían confirmado. Granger y yo íbamos al mismo concurso, y lo que es peor, conviviríamos en la misma casa. Mierda.

-Draco también va a participar en el concurso -dijo Blaise.- yo soy su acompañante. Y ahora apartaros de aquí, tenemos que registrarnos y molestáis.

Granger se puso hecha una furia al saber que yo también participaba en Magicians. La chica Weasley por su parte la cogió del brazo con fuerza y la hizo dirigirse al ascensor. Pero no las iba a dejar escapar tan fácilmente.

-No te tomaba por puta Grager. No me imaginaba tu careto en un concurso como este.

-Vete a la mierda rubio teñido. No tienes ni idea de nada.

-Si vienes para pillar cacho me temo que va a ser misión imposible. ¿Quién querría acostarse contigo? 

-Déjala tranquila imbécil. Lo mismo podemos decir de ti. Estás tan desesperado por liarte con alguna fresca que tienes que apuntarte a un concurso. Eso es que nadie te quiere, asúmelo. Hermione tiene unas razones más justificables.

La chica Weasley metió a Granger en el ascensor y ambas se marcharon a su habitación. Por su parte, Blaise terminó de registrarnos y el botones nos llevó las maletas a nuestra habitación y nosotros le acompañamos. 

El piso en el que nos alojábamos era enorme. El botones nos condujo por el pasillo un largo rato hasta que llegamos a la habitación 209. Abrió la habitación y me quedé estupefacto. Era enorme para ser un hotel de ciudad y tenía tres habitaciones: el baño (con jacuzzi), la habitación principal con cama de matrimonio (era la mía, por supuesto) y la habitación secundaria que tenía una cama un poco más pequeña pero el balcón tenía unas vistas impresionantes de Nueva York.

El botones nos dejó las maletas en el suelo y nos dio la llave. Después, se marchó. Rápidamente me lacé en la cama de matrimonio, dejando claro a Blaise que era mi territorio. Él se encogió de hombros y dejó su maleta en la otra habitación.

-Bueno -dijo.- ¿qué te parece el sitio?

-No me líes -dije de mala leche.- ¿qué narices hacen Granger y la comadreja Weasley en Magicians? ¿Lo sabías?

Blaise se quedó en silencio unos segundos y después dijo:

-Vale, yo ya lo sabía. Pero cuando intenté decírtelo en la mansión me interrumpiste y no me dejaste contártelo. 

-¿Y por qué no me lo has dicho en el avión? ¿O antes de venir? Has tenido un par de meses para decírmelo...

-Quería ver tu cara, eso es todo.

Le lancé un cojín  a la cara, simplemente porque no tenía la varita en la mano. Si no, le hubiese lanzado un cruciatus.

-¿Qué más da que esté la sangre sucia? Que lo supieses no iba a cambiar nada. Ella hubiese venido igualmente. Lo que me sorprende es que Granger no supiese que venías. Menuda despistada.

No le contesté. Me fui al baño a darme una ducha para relajarme e intentar olvidarme del desagradable encuentro. Sin embargo, me fue imposible. Cada vez que cerraba los ojos bajo el agua, lo único que veía era la cara de Granger. Su horrorosos pelos, sus dientes, su voz de mandona. Dios, me estaba volviendo loco.

Salí del baño para la hora de cenar y Blaise y yo decidimos ir al restaurante del hotel. Sería caro pero: 1. Nosotros teníamos dinero para dar y tomar, y 2. Todo lo pagaba el programa, así que estábamos dispuestos a chupar de la bolsa todo lo posible.

Sin embargo, algo se torció. Nada más llegar nosotros a la mesa asignada, aparecieron en la puerta Granger y su mascota, la chica comadreja. Al vernos nos miraron con odio y se pusieron en la otra punta del restaurante. Para su desgracia, tuvieron que pasar por nuestro lado, y yo como buena persona que era le hice la zancadilla a la sabelotodo. Casi se espatarra contra el suelo. Blaise se rió como un crío y yo le seguí. Nos miraron con más odio aún (si es que eso era posible) y sin decir palabra se marcharon a su mesa.

Comimos tranquilos un buen filete y de postre nos pedimos cada uno un helado de vainilla con chocolate negro por encima. Delicioso.

-Vámonos -dije lo suficientemente alto como para que las pardillas nos oyeran.- huele a sangre sucia y a mierda de comadreja. El hedor es insoportable.

Granger contestó a la defensiva. Genial, la había picado.

-¿Te crees muy listo verdad? Que sepas que das pena, que nosotras pasamos de vosotros.

Blaise y yo no la hicimos caso y pusimos cara de estar oliendo algo podrido. Menos mal que en el restaurante solo estábamos nosotros cuatro y los camareros (que por cierto debían de estar flipando). Nosotros dos nos fuimos a la puerta de salida, pero antes de que girásemos la esquina hacia el ascensor, un trozo de pan le dio a Blaise en la cabeza. La chica Weasley se lo había lanzado. Infantil...

Ya en nuestra habitación, Blaise se fue a la ducha y yo me quité la ropa y simplemente con los bóxers, me metí en la cama. ¿Qué más daba? Al fin y al cabo ahora era mía. Pensé en el día siguiente. Era el único día que teníamos para hacer turismo en Nueva York, pasado mañana, empezaría el concurso. Deberíamos ir a Times Square y quizás al Empire State. El resto lo vería después de ganar el concurso y de haberme embolsado 5000 galeones, y lo más importante, una tía buena.

Oí pasos apresurados en el pasillo y después una voz chillona que enseguida reconocí. Lo que me faltaba, Granger y su amiga estaban en el mismo piso. Y seguro que el resto de los concursantes también. Debían de habernos metido a todos en el mismo sitio. Que raro que ninguno de los otros concursantes hubiese ido a cenar. O no habían  llegado todavía, o lo más probable, que yo no me hubiese dado cuenta de su presencia. Me pregunté quiénes eran, si alguno sería conocido y si me llevaría bien al menos con uno. Era vital llevarse bien con alguien, no solo por no estar solo, sino que además ganaría puntos con la audiencia y si había problemas, me podría defender.

Con estos pensamientos, cerré los ojos y caí rendido en los brazos de Morfeo.

Hola!! Siento no haber actualizado en todas las fiestas, pero entre que he estado de viaje y que no me apetecía mucho escribir... en fin. Espero que el cap os haya gustado. Feliz año por cierto!!

Magicians (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora