09 | Están muertos para mí

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Los recuerdos no paraban de venir a mí cada vez con más frecuencia

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Los recuerdos no paraban de venir a mí cada vez con más frecuencia. Ya no era solo cuando dormía o en situaciones de peligro, llegaban en cualquier momento del día. Oía voces en mi cabeza tan a menudo que a veces no sabía si era otro recuerdo o alguien me estaba hablando en la vida real. Veía rostros difuminados, escuchaba mi nombre murmurado por distintas personas.

Mucha gente había pasado por mi vida, pero habían pocos que se quedaron en ella. Lo más impresionante era mi relación con mis hermanos. Éramos increíblemente cercanos, hacíamos casi todo juntos, a pesar de nuestras edades. Damon era siete años mayor que Stefan y nueve mayor que yo. Stefan me llevaba dos años. Sobre nuestros padres no tenía mucho. Mi padre al parecer no apreciaba mucho a Damon y a Stefan lo ignoraba menos, pero a mí me exigía demasiado. Algo tenía que ver con los Ancestros, solo no sabía qué. De mi madre no sabía mucho. Tenía pelo negro, como el de Damon. Y eso era todo. Pero a juzgar por sus gritos hacia mi padre, que eran debido a mí, dudaba que me quisiera mucho.

Del resto estaban Bek, el hermano de Bek, y el vampiro que me convirtió. Eran mi pasado más turbio. Y, claramente, la persona que me había asesinado de una puñalada en el pecho.

—Genie.

Abrí los ojos justo cuando Renesmee se sentaba a los pies de mi tumbona, donde estaba descansando luego de tanto ajetreo mental.

—Dime, cariño.

—¿Puedes peinarme? —extendió un cepillo—. Mamá fue a ver al abuelo Charlie.

Me incorporé, dubitativa. No me sabía peinar a mí misma.

—¿Y la tía Rose?

—Ocupada —se encogió de hombros—. Me dijo que viniera contigo.

Pero Rosalie no estaba ocupada, por supuesto. Solo me había mandado a Renesmee para obligarme a hacer cosas que no creí haber hecho nunca antes. Pese a mi ridículo temor de peinar a una niña, le sonreí.

—De acuerdo, ven aquí. ¿Qué es lo que quieres?

Como si supiera hacer algo.

—¡Una trenza francesa!

—¿Cómo es una francesa?

Renesmee se rio.

—Te mostraré —su pequeña y caliente mano se posó en mi mejilla, y minutos después me convertí en una profesional de trenzas francesas.

—Estás preciosa, Nessie.

Ella sonrió dando vueltas para que su trenza volara a su alrededor. Me recordó a mi yo de la infancia. En algún momento, antes de todo se convirtiera en un desastre, fui así. Renesmee se detuvo y tomó mi mano.

—Eres muy buena, Genie. Me alegra mucho que estés aquí.

Tragué el nudo en mi garganta y besé el dorso de su manito.

BLOOD QUEEN | tvd • twilight • toDonde viven las historias. Descúbrelo ahora