19 | Te perdono

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Vomité por cuarta vez consecutiva

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Vomité por cuarta vez consecutiva. Elena sostenía mi cabello mientras Bonnie murmuraba el hechizo que me quitaba el dolor, aunque no tenía caso porque lo que me molestaba estaba en mi cabeza, no era físico.

Tiré de la llave y me senté en el suelo frío del baño de mi antigua habitación. Tenía la piel caliente y sudaba como si estuviera a ochocientos grados, me sentía mareada, con náuseas y perdida.

—No lo volveremos a hacer —dijo Bonnie preocupada, pasando un paño húmedo por mi frente—. No te lo volveré a ofrecer, no lo haremos de nuevo.

—Sí lo haremos —repliqué.

—¡No! Mira cómo te dejó, estabas en trance y sufrías lo mismo otra vez. Si Elijah no hubiera entrado, seguirías ahí —sus manos temblaron. Bonnie había visto todos mis recuerdos, al igual que Elijah, a excepción de Elena—. No quiero...

—Es lo más cerca que he estado de recordar, Bonnie. Puedo soportarlo, he pasado por cosas peores.

Parpadeó mirando al techo. Por supuesto, ahora sentía pena por mí.

—Así que —Elena apretó la boca—. Tu esposo es Klaus, no Elijah.

—Eso parece.

—Klaus —repitió incrédula—. El mismo Klaus que me secuestró para usar mi sangre para sus rituales.

—Sí, ese mismo.

—El mismo que... —bajó la voz— salió con Caroline.

—Elena —la regañó la bruja. Bonnie fue testigo, vagamente, de mi relación con el híbrido. Lo que empezó con una promesa de muerte y que terminó con un matrimonio.

—Lo siento, es solo... Es demasiado. Quiero decir, Klaus es cuñado de Stefan y Damon, ¿no suena a una locura? Cuando se reencontraron por primera vez no podían estar juntos más de dos minutos sin querer arrancarse la cabeza mutuamente.

—Es una buena manera de resumir a mi familia —bromeé, gimiendo cuando la punzada en mi cráneo se incrementó. Bonnie se apresuró a curarme de nuevo, sin enterarse de que no me funcionaba. Era como si su mano hubiera arrancado gran parte de mi masa cerebral.

—¿Cómo estás? —me preguntó la bruja.

—Siento que hay un yunque en mi cabeza.

—Lo sé, lo siento, pero me refería a... Ya sabes.

Sus ojos completaron su oración. Se refería a mi muerte, mi muerte humana. La que fue a manos  de Stefan, mi hermano, el dulce y tierno Stefan que me amaba incondicionalmente, que vivía cargando con mi recuerdo como una cruz, que aceptaba el odio de Damon porque lo merecía, porque él me había matado. No solo Damon lo culpaba por forzarlo a ser vampiro, sino por mi asesinato.

Incluso si después me convertí. No importaba si me había vuelto vampiro. Stefan me asesinó, no me dio su sangre y me abandonó sin mirar atrás. Ese era mi hermano.

BLOOD QUEEN | tvd • twilight • toDonde viven las historias. Descúbrelo ahora