historia original de: hisokaeya
Tuviste una relación con Ann durante solo 3 meses, pero en las tierras fronterizas, donde la vida podría escurrirse entre tus dedos en un instante, ambas disfrutaron todos los momentos posibles juntas.Día tras día, su vínculo solo se hacía más fuerte. No era todo el tiempo que ambas hacían los mismos juegos, no siempre iban juntas por miedo a tener que jugar un juego de corazón.
A veces tendrías a alguien más con quien ir. El miedo de perder al otro era demasiado grande para arriesgarse a algo estúpido. Afortunadamente, a ninguna de las dos les importó, sabían que era la única manera, y ambas eran lo suficientemente independientes como para no ser pegajosos y querer estar juntas en cada juego. Sin embargo, temías por ella cada vez que se iba sin ti.
Sin embargo, esta vez, mientras intentabas escapar del rey de picas, te quedaste más cerca que nunca. Corrieron y se escondieron juntas y eso se sintió como una eternidad en un día. Ambas habían logrado escapar, pero no sin consecuencias. A pesar de que las picas son tu especialidad, a veces eras muy torpe. Mientras corría con Ann, el Rey de Picas te perseguía y te disparaba, tropezaste y aterrizaste en el suelo con un ruido sordo.
En ese momento y bajo el efecto de la adrenalina, no sentiste mucho y te levantaste nuevamente para correr. Pero no fue hasta que te escondiste en medio del bosque con tu pareja, que sentiste el dolor desgarrador en tu tobillo izquierdo. Acostada en el suelo, Ann estaba justo a tu lado. Su lesión fue terriblemente dolorosa. Le tomaste la mano y la sujetaste con fuerza para tratar de aliviar el dolor. Ella acarició tu cabello, tu cabeza descansando sobre sus piernas.
-Todo va a estar bien, bebé... ella respiró mientras te miraba.
Trató de calmarte tanto como pudo, pero la preocupación estaba grabada en su rostro cuando vio el dolor en tus ojos.
-¿Puedo echar un vistazo? ella preguntó. Asentiste y Ann se acercó a tu pierna y miró tu tobillo hinchado. Su ceño se frunció con preocupación antes de volverse hacia ti.
-Eso se ve muy mal, dijo preocupada. Entrecierras los ojos con un sonido desesperado, escondiendo tu rostro entre tus manos.
-¿Puedes intentar mover un poco los pies? Tal vez pueda ayudarte a intentar ponerte de pie, te ofreció.
Manteniéndote en silencio, te pusiste de pie para encontrarte sentada, tus débiles manos tomaron las de ella para ayudarte a ponerte de pie. Mientras estabas parada frente a ella, tus ojos en los de ella, ella sonrió con ternura.
-Sé que va a ser doloroso, afirmó.
Por suerte no está roto. Pero el miedo, el dolor y la ansiedad te consumían. Solo querías que todo terminara, solo querías volver a un mundo normal, con ella. Sólo ustedes dos. Mientras pensaba en esto, se dio cuenta de que ahora sería casi imposible para usted escapar del rey de picas. Si te encontraba, estabas jodida. Lentamente, las lágrimas comenzaron a rodar por tus mejillas. Miraste a Ann, que también estaba principalmente magullada. Su ropa también tenía sangre en ellos. Ambas necesitaban atención médica adecuada, pero no la iban a recibir aquí, tenían que salir de aquí.