𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑶𝑵𝑪𝑬

1.5K 69 31
                                    

"𝙻𝚊 𝚌𝚊𝚕𝚖𝚊 𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚝𝚘𝚛𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊... ¿𝚘 𝚎𝚛𝚊 𝚊𝚕 𝚛𝚎𝚟𝚎𝚜?"

 ¿𝚘 𝚎𝚛𝚊 𝚊𝚕 𝚛𝚎𝚟𝚎𝚜?"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CONNELL HOLLANDER

¿Podría ser esta una de las mejores noches de mi vida? Yo creo que es LA mejor noche de mi vida desde que me di cuenta de que estaba enamoradísimo de Nicole, aunque solo hubiéramos intercambiado cuatro palabras seguidas en los casi seis años de relación de amistad que tiene con mi hermana.

Como dijo Sigmund Freud una vez en una de sus teorías, lo mejor que podemos hacer es liberar nuestros deseos y expresarlos, ya que, el reprimirlos, puede causar neurosis. Así que, no iba a dejar pasar la oportunidad de dejarle claro, una vez más, la idea con todo tipo de pelos y señales a Nicole, lo mucho que deseaba tener una cita con ella. O una quedada, o un puto entrenamiento. Me daba igual lo que fuera, lo único que quería era pasar tiempo a solas con ella y demostrarle el tipo de chico que era realmente. Aunque ella era de las pocas personas que me conocían bien, no al cien por cien, pero sí lo suficiente como para saber cuando la gente se estaba inventando algo sobre mí o decían la verdad.

Tenerla así de cerca en esa maldita mesa de beer-pong estaba torturándome. No solo por el hecho de lo bien que olía y de lo guapa que iba esa noche, sino porque aquella mirada que estaba dirigiéndome, era de las primeras miradas en las que podía apreciar el deseo y el brillo de estar disfrutando con la escena que estaba presenciando. Joder, había tenido que nombrar uno por uno, con los dos apellidos incluidos y su posición, los componentes de los NY Rangers para poder mantener la compostura y no lanzarme a aquella boca que brillaba por el gloss.

Sus ojos azules, grandes como los de un gato, me miraban con determinación. Con esa determinación que tanto la caracterizaba y que era incapaz de dejar hasta en momentos como este. Esa determinación que a mi tanto me gustaba porque era cuando más enseñaba lo segura de sí misma que era. Lo poco que le costaba demostrarle al resto que se estaban metiendo con la persona equivocada. Esa determinación hacía de Nicole Maybank, una chica de admirar.

—Pues en ese caso... Que gane el mejor, capitán —había dicho, antes de pasar por mi lado, chocando su hombro con el mío y dedicándome una sonrisa coqueta desde el otro lado de la mesa.

Capitán.

Juro que sentí como la piel se me erizó al escuchar cada una de esas letras que salieron de su boca en aquel tonito tan sensual. Juro que sentí que estaba a punto de perder la compostura y de arrancarle de la boca ese beso que llevaba días, bueno, qué digo días, años, llamándome a gritos. No sé qué es lo que estaba pasando entre nosotros. No sé si para Nicole, esto estaba siendo de verdad o simplemente algo con lo que se divertía.

Negué con la cabeza para abandonar esos pensamientos. Esta noche Nicole estaba siendo una persona completamente distinta a la que me encontraba en la pista de patinaje a lo largo de los días. Estaba siendo mucho más espontánea, dejaba esa careta de chica seria y con las cosas bien claras, para poder disfrutar sin tener que preocuparse de que mañana le tocaba doble entreno. Se reía con Martina, bebía mientras bailaba en medio de tanta gente y hablaba conmigo como si nunca hubiera habido un muro entre nosotros.

SALVANDO MR SKI LOUNGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora