𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑪𝑼𝑨𝑻𝑹𝑶

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"𝙻𝚊 𝚞𝚗𝚒𝚘𝚗 𝚑𝚊𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚣𝚊, ¿𝚗𝚘?"

"𝙻𝚊 𝚞𝚗𝚒𝚘𝚗 𝚑𝚊𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚣𝚊, ¿𝚗𝚘?"

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NICOLE MAYBANK

Martina entró detrás de mí un rato más tarde. Sabía perfectamente que lo había hecho para darme mi espacio y porque se había quedado hablando con su hermano. Cuando salí de la pista hecha una furia, sabía que lo había hecho mal. Una de las cosas que más odiaba en el mundo era discutir con Connell. A pesar de que no quisiese saber nada de él después de ese horrendo bochorno que tuvimos la primera vez que nos conocimos, era un buen chico y él no tenía la culpa de que la dirección de la universidad quisiera cerrarnos la pista. Y lo principal era que odiaba poner a Martina entre la espada y la pared, como había pasado hace apenas unos quince minutos.

Connell y yo apenas discutimos, bueno, apenas hablamos porque yo me niego. él lo intenta siempre que estoy en su casa, pero digamos que me siento todavía muy avergonzada de lo que pasó en los vestuarios hace dos años. Sí, lo sé, es lo más absurdo que has escuchado nunca, pero es que no puedo mirarlo a los ojos sin pensar en cómo invadí su privacidad y, encima, me quise hacer la lista cuando él tenía toda la razón. ¿La forma de ser puede heredarse de los padres? Porque siento que todo es culpa del gen de la vergüenza de mamá y el gen de la picardía de papá.

Martina y yo recogemos nuestras cosas sin hablar. No estoy enfadada con ella. Sé perfectamente lo importante que es su hermano para ella, así que prefiero que no toquemos más el tema. Aun así, para que ella se quede tranquila, le dedico una sonrisa cuando nuestras miradas se cruzan mientras guardamos nuestros patines en sus bolsas. Hablamos de camino a la salida sobre las cosas que tenemos pendientes de la universidad y, al ver que Connell no está por ningún lado, dejo que mis músculos se relajen y vuelvo a mantener la calma.

Martina y yo nos despedimos, no sin antes hacerle prometer que la llamaría en cuanto volviera a casa y hablásemos las cosas para que yo no me parase a pensar lo peor de todo el mundo. A veces me daba miedo lo bien que podía llegar a conocerme. Dejo un beso en su mejilla y salgo corriendo hacia la parada del autobús antes de que se vaya sin mí.




Mamá llevaba trabajando en su nueva compañía desde que salió de la universidad. Su trayectoria había sido muy difícil. Comenzó siendo una actriz con pequeños papeles y, la mayoría de veces se quedaba de suplente de las mejores estrellas de teatro que tenía la compañía, por lo que ni siquiera podía salir a actuar y demostrar su talento. Pero eso a ella no le había hecho rendirse. Mi madre siempre había sido el tipo de persona que no iba a dejar atrás lo que anhelaba, por el simple hecho de que otras personas le pusieran obstáculos para conseguirlo.

Ella siguió trabajando hasta que, actualmente, se ha convertido en una de las directoras más jóvenes de la industria teatral. Siempre está metida en el teatro. No hay quien le quite esos guiones pintarrajeados de la mano y siempre está inventando historias para contar. Su obra de teatro más famosa es la que hizo sobre su historia con papá. Nunca me ha dejado ver la obra que lleva escribiendo desde hace tiempo y, me da miedo pensar que está haciendo de las suyas con mi desastrosa vida amorosa. Mamá es muy de eso. Que se lo digan a papá. Mientras que mi madre está con los proyectos gordos, suele buscarse un hueco para hacer pequeñas obritas para desconectar y, adivinad quien es el protagonista, efectivamente, papá. Creo que es su muso. O eso dice él.

SALVANDO MR SKI LOUNGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora