𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑵𝑼𝑬𝑽𝑬

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"𝚂𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚎𝚗𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜"

"𝚂𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚎𝚗𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜"

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CONNELL HOLLANDER

No podía negar que estaba disfrutando como un niño chico de la clase particular que le estaba dedicando a Nicole. La rubia de los cabellos rizados, me miraba con el ceño fruncido cada vez que le llamaba la atención o le daba un toquecito con el stick para que se diera cuenta de que es lo que estaba haciendo mal. Sabía perfectamente que es lo que estaba pasando por aquella cabecita suya y ella tampoco es que estuviera haciendo nada por ocultar lo mal que le parecía que tuviera ese tipo de atención sobre ella.

En esos ojos azules, burbujeaba la rabia cada vez que su nombre salía de mi boca acompañado de alguna corrección o de alguna explicación al ver que ella era incapaz de entender por sí sola lo que le estaba diciendo. Ella era así, no podía evitar hacerme saber que no necesitaba ningún tipo de ayuda para hacer las cosas. Si fuese ella la que llevara la voz en este capítulo, nuestra querida Nicole Maybank, que a subirse la autoestima no le gana nadie, diría algo como:

—Estás hablando con la niña que le susurra al hielo. Deja de tratarme como si acabara de entrar a esta compañía.

Y yo, que adoraba que se pusiera en ese plan guerrero que tanto le caracterizaba, pondría mi mejor sonrisa coqueta y le buscaría las cosquillas diciéndole algo como:

—¿Reina del hielo? Me parece a mí​ que te estás sobrevalorando. Por lo que veo, tu capacidad de desenvolverte en el hielo no es tan buena como yo pensaba.

Y ella, que sabe cómo sacar provecho de una conversación, me haría una perfecta demostración de lo bien que maneja el stick con solo dos explicaciones que le he dado. Pero como aquí el protagonista de este capítulo soy yo, ha pasado esto:

—¿Acabas de poner en duda mi capacidad de desenvolverme en el hielo? —preguntó ofendida la rubia.

—No he puesto en duda nada, simplemente estoy haciendo una puntualización a algo que es bastante obvio.

—¿Obvio? ¿qué se supone que es para ti lo obvio? —preguntó al borde del nerviosismo al ver como su orgullo estaba siendo atacado.

—Bueno, pues básicamente que no eres tan buena como todo el mundo piensa y que eso de que el hielo es algo que llevas en la sangre es mentira —me encogí de hombros tan tranquilo y le hice un gesto disimulado con la cabeza para que fuera ella la que respondiera en ese momento. Nicole, que si hay algo que le gusta mucho es llevarme la contraria, entrecerró sus ojos azules y cuadró sus hombros antes de contestar:

—Cuidado con lo que dices, Hollander. Tú y yo sabemos que estás hablando con la actual promesa del patinaje sobre hielo. ¿O tengo que recordarte que soy una de las favoritas para las olimpiadas?

Una enorme sonrisa se apoderó de sus labios y, sus ojos azules —que antes estaban entrecerrados mientras pensaba con lo que iba a defenderse—, brillaron bajo los enormes focos que rodeaban la pista, y que los hacía mucho más azules de lo normal. Ese brillo que se me clavó en cada rincón de mi cuerpo y que me torturaría por el resto de mis días hasta que ella se diera cuenta de lo pillado que estaba y de lo mucho que me gustaba cada día que pasaba.

SALVANDO MR SKI LOUNGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora