𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑽𝑬𝑰𝑵𝑻𝑬

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¿𝙰𝚑𝚘𝚛𝚊? ¿¡𝚃𝚎𝚗𝚒𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚎𝚛 𝚙𝚛𝚎𝚌𝚒𝚜𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊?!

¿𝙰𝚑𝚘𝚛𝚊? ¿¡𝚃𝚎𝚗𝚒𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚎𝚛 𝚙𝚛𝚎𝚌𝚒𝚜𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊?!

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NICOLE MAYBANK

Creo que es la primera vez en mi vida que puedo decir que estoy nerviosa sin tener nada que ver con el patinaje. Connell permanece a mi lado completamente ajeno a todo en lo que mi cabeza se está cociendo. Lleva casi tres horas y media conduciendo y solo nos queda la hora y media de ferry antes de llegar al museo. No parece cansado, al contrario, está más que feliz mientras va cantando una de las canciones que suena en la radio y que parece saberse a la perfección.

Connell se da cuenta de que lo estoy observando y me dedica una breve mirada, acompañada de una sonrisa, antes de colocar su mano en mi rodilla y darme un leve apretón.​ Su contacto hace que se me erice la piel y que tenga que respirar hondo para rebajar los nervios que ya de por si están demasiado alterados. Creo que este pequeño viaje es algo que me va a ayudar mucho para poder demostrarle al capitán del equipo de hockey que de verdad estoy interesada en él y que quiero que lo que haya entre nosotros fluya y vaya todo bien. ​

La verdad que montar toda esta sorpresa ha sido un completo caos. Desde que nuestra relación cambió de términos, hemos intentado aprovechar cualquier momento a solas posible y, claro, con él delante, me ha sido muy difícil poder planear algo sin que él se diera cuenta de nada. Pero creo que he conseguido mi objetivo y va completamente ajeno a lo que le espera en las próximas horas. Tengo que agradecerle a mis compinches que esto esté siendo un completo éxito. Tanto Martina, como la madre de ellos, me han estado ayudando en todo lo necesario para poder realizar este pequeño viaje. La madre de Martina y Connell estuvo aconsejando sobre alguno de los hostales en los que íbamos a estar más a gusto y en los que estaban más cerca del centro, por si en algún momento necesitábamos algo. Luego Martina se ha encargado de hacerme un resumen de algunas de las obras de las que más habla su hermano mayor. Yo es que no es que sepa mucho de arte, así que confío en que Martina haya hecho bien su parte del trabajo. Y esta mañana, después de que la familia le diera su regalo y hayan hecho su tradicional "celebración" de cumpleaños, Martina y su madre me han ayudado a guardar cosas en el maletero del nuevo coche de Connell para poder pasar la noche. Ellas han sido las encargadas de guardarle todas las cosas que va a necesitar este fin de semana y solo espero que Martina no haya sido mala con su hermano y tampoco haya hecho de las suyas para dejarnos en una situación incómoda.

—¿Estás bien? —​la voz de Connell hace que vuelva a la realidad. Su mano sigue sobre mi rodilla y parece que no va a moverse de ahí en mucho tiempo.

—Sí, sí, no te preocupes —coloco mi mano sobre la suya para que esté tranquilo. Él le da la vuelta y entrelaza nuestros dedos.

—Estás muy callada.

—Los viajes en coche suelen darme sueño —Connell sonríe.

—Puedes dormir un rato si quieres, no tienes que estar dándome conversación durante las cinco horas de viaje.

SALVANDO MR SKI LOUNGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora