Capítulo 3: Un mal presentimiento

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Capítulo 3

Un mal presentimiento


Baje las escaleras, luego de una ducha rápida, mi cuerpo estaba más pesado de lo normal, arrastre mi pies por toda la sala.

Eso, junto con mi estado de animo, no era una buena combinacion.

Tener que lidiar con mi larga cabellera, en estos precisos momentos, no era una opción siquiera pensable.

-Ya, Belén se encargará de el -dije resignandome a cargar el cabello enredado hasta que tenga el valor de hablar con Belén.

¿Por qué el valor? Pues, necesitaba la fuerza suficiente para contarle lo que me habia pasado y no desboronarme en llanto apenas la viera.

Ate mi cabello, como pude, en un moño completamente desaliñado y fui hasta la nevera por un vaso de leche.

No habia rastro de papá como ya era costumbre, se iba muy temprano y llegaba a altas horas de la noche, ese hombre ni por su bien dormia -como debe ser, de una manera saludable- y cuando lo hacia era gracias a los efectos del alcohol.

Busque en mi celular el número de Manuel y lo llame con la esperanza de oir su voz tras el primer tono. Me sente cerca del mesón.

-El número que usted marco no se encuentra disponible en estos momentos, deje su mensaje despues del tono

Respire profundo y deje caer mi cuerpo sobre el mesón, y desde esa posición volvi a marcar.

Un tono, dos tonos.

-El número que usted marco...

¿Que pasa? pase una mano por mi cabeza.

Mi corazón no estaba tranquilo, mi cabeza giraba en un espiral infinito que me traia de vuelta al principio, sobre todo con todas las teorias locas que tenia en mi cabeza en este momento sobre la razon de que el contestara

¿algo le debe estar pasando, no? ¿Estará enojado? Bufe, desordenando mi cabello.

No sabia lo que era, pero tenia un mal presentimiento.

¡¿MANUEL, QUE ES LO QUE TE PASA?!

Eres una zorra ¿Recuerdas?

Vaya, eso era lo que mas me chocaba. Necesito arreglar las cosas con él. No puede desaparecer de la noche a la mañana como si nada.

¿... y si, mi telefono esta averiado? ¿eso debe ser?

Tome el telefono y le marque a Danna. Apagado. Segui intentando con Manuel una y otra vez. Me levante de la silla y camine de un lado a otro por toda la sala, dando largas zancadas.

-Manuel soy yo, ¿puedes llamarme, cuando oigas esto?

Solo me enviaba a la contestadora.

-¿eh? Manuel, debes estar ocupado y no te quiero molestar, llamame ¿si?

-¡Manu! no entiendo nada ¿podrias... llamarme, por favor?

-Manuel soy yo, de nuevo, solo... solo llamame.

-Manuel, no se que pasa ¡Llamame! ¡Ya no se que mas hacer!

-ok, me imagino que estaras enojado, pero... si me explicas, podemos arreglarlo... ¿hablemos?

Y marque de nuevo.

-el número que usted marco...

Sentí como por mi pecho subia una horrible sensación de ardor y se esparcia por todo el cuerpo, garganta, brazos y piernas, aprete mi mandibula y al telefono que tenia en mis manos.

Trozos #1: Kintsugi, el arte de querer nuestras cicatrices.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora