Capítulo 12
Cambiar de canal
Nunca fuí amante de las peliculas. Recuerdo que en una ocasión fuimos al cine. Los cinco.
Hicimos una larga fila y compramos palomitas. Una señora nos entrego a cada uno, unos lentes extraños. Me iban gigantes y Papá se veía muy gracioso.
James me tomo de la mano y me guio escaleras arriba por una sala oscura, a excepción de unas pequeñas lamparas que colgaban en la pared de ambos extremos con luz tenue. No recuerdo cuántos escalones subí, aunque si recuerdo que los conté. Me obsesionaba contabilizar todo.
Pronto nos sentamos en unas butacas, mamá llevaba a Paty en brazos. Me sorprendió no haber escuchado, ni un solo llanto de su parte. Seguía sin aprender a hablar, simplemente balbuceaba algunas cosas y todos reíamos tratando de entender que era lo que quería.
—¿Que es lo quiere la bebé? —dijo James con una voz que no le pertenecía.
Lo hizo con la intención de sonar como bebé, pero más bien se parecía a un extraterrestre con gripa. Paty se puso de pie sobre el regazo de mi mamá, intentando tocar su cara. Eso provocó que mi mamá girara su rostro, cada vez que sus palmas lo golpeaban.
—¡Mm... ma... má! —Paty balbuceo con dificultad ese sonido.
Todos quedamos boquiabiertos y guardando un expectante silencio. Pensé, sí aquello fue real o solo un producto de mi imaginación. Mire la expresión de papá, al parecer pensaba lo mismo que yo.
—¡Ma...ma! ¡Mamá! —Dijo al fin.
Me sentía como Heródoto* acabando de presenciar el hecho más grande de la historia que marcaría un principio y un final en nuestras vidas. ¡La primera palabra de Patricia Evans!
Mamá solto una risa acompañada con un sollozo. Papá sonreía con un brillo inefable en sus ojos. Me detuve por más de un segundo en su mirada para guardarla, en detalle, en la nube de mi memoria.
¿Papá me habrá mirado de esa misma forma cuando dije mi primera palabra? ¿Estuvo en el momento exacto o mamá se lo había contado? No lo recordaba, pero muy, muy en el fondo, anhelaba que fuera así.
La gigante pantalla se encendió, irritada por el fuerte sonido me dirigí a papá exigiendole que le bajara un poco el volumen a esa tele.
—No puedo, he perdido el control remoto.
Fue su respuesta, apreté mis labios y acepté que tenia un papá muy despistado. ¡Imagínate, perder el control remoto!
Coloco sobre mis piernas una bandeja de palomitas, de ella emanaba un delicioso aroma a mantequilla. Comí algunas y le dí un pequeño manotazo a James cuando quiso robarme otras.
En el puente de mi nariz sentía una sensación que en su momento no supe como identificar, los lentes pesaban y me molestaban atrás de las orejas.
Todo transcurría con calma y tranquilidad hasta que un feroz dinosauro salto de la pantalla y fue directo hacia mi. Sus grandes y filosos dientes estuvieron a centímetros de mi rostro. De mi garganta salió un fuerte grito y todas las palomitas cayeron esparcidas en el asiento. Mi corazón se iba a salir de mi pecho.
Estuve a punto de llorar a no ser por una carcajada que Paty soltó. Luego todos la acompañaron y también rieron.
James me abrazo y me dijo que todo iba a estar bien. Eso no disminuyo mi miedo, solo hizo que deseará con todas mis fuerzas tener el control remoto y presentar a Angeline Ballerina en la pantalla.
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Trozos #1: Kintsugi, el arte de querer nuestras cicatrices.
Novela JuvenilQuerido amigo, te daré consejo. La próxima vez que te inviten a una fiesta, piénsalo dos veces antes de aceptar o simplemente no vayas. ¡Destruiras tu mundo! ¿Y si no me crees? Velo por ti mismo. Son muchas piezas del rompecabezas y tantas vidas...