Capítulo 5: El extraño

10 5 0
                                    

Capítulo 5

El extraño

Es tan jodido ver como te destruyes sin siquiera intentarlo.

Y es justamente eso, despues de un rato te das cuenta que, de nada sirve intentarlo. Llega un punto dónde te cansas. Dónde piensas ¿Para que intentar algo que nunca lograrás? ¿Para que respiras, sí al final, vas a morir?

Intertar...Ya lo había echo, años atrás, toda mi vida de hecho había intentado y no sirvió de nada.

Viendo ahora lo poco que pude construir en una montaña de trozos y llanto. Me doy cuenta que talvez este siempre fue mi destino. Para esto nací.

-¡Mady! ¡Adonde vas!

Me detuve antes de pasar por el sendero de margaritas, Belén las plantó el año pasado.

-Voy a entrar -respondí mirando a Nora y señalando con una mano la casa de belén.

La morena me dio una mirada de desaprobación, meneando su cabeza hacia los lados. Llevaba un rastrillo en sus manos.

-No puedes ir allá

Arrugue un poco mi entrecejo, haciendo un mohin de disgusto con mis labios por su comentario.

Cruce mis brazos sobre mi pecho en total desacuerdo.

-Mady, no me mires así, sabes que tengo razón -apreto el agarre del rastrillo.

-Belén ya no está, no puedes salir y entrar asi como si nada, además, ves esa camioneta -desvio su vista a la calle.

Gire mi cabeza en la misma dirección, a un lado de la acera estaba aparcada un camioneta negra. Asenti con la cabeza.

-Es un familiar de Belén, lo vi entrar.

-¿Su hijo?

-No -dijo segura- Es un muchacho.

--¿Un muchacho? -más desconcierto.

Pero ya no podía quedarme callada. Era como si cada vez que intentara apagarme, le echaran más leña al fuego y ardía.

-¡Increible! ¡Que descaro! ¡Aparecerce aqui, después de tantos años! Belén no...

-Mady

-¡No, Nora! ¡Es muy injusto! Su familia nunca estuvo pendiente de ella. ¡Cuando estaba viva, no hubo ni una sola vez que la vinieran a visitar! ¡Ni una sola! ¡Ahora resulta que van a venir cuando ya no está! Es tan injusto -bufé alterada.

Inhalaba y exhalaba con desesperación.

Sentia mucha rabia en mi interior, como si el odio estuviera naciendo en mi.

Lo odiaba. Odiaba todo esto que estaba pasando.

-Lo se, Mady pero no podemos hacer nada.

-Lavarse las manos, es lo que todos hacen.

Acomode un mechón de pelo detras de mi oreja y sali corriendo.

Decepción podia decirse que era la sentimiento que experimenté en ese momento. Pero, era algo más.

Más fuerte. Más profundo. Más doloroso.

¡La vida puede resultar tan ironica!

Belén era una mujer muy espiritual, amaba leer la biblia y traerla a su realidad. A su dia a dia.

Y lo logró, por fin logró que algo concidiera.

Pues toda su familia fue como Pilatos, se lavaron las manos y no hicieron nada para ella. Justo como Nora en este momento.

Trozos #1: Kintsugi, el arte de querer nuestras cicatrices.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora