Trozos #1: Kintsugi, el arte de querer nuestras cicatrices.

Capitulo 11: Una bombona de oxígeno

Dedicada a PremiosGemasPerdidas

Capitulo 11

Una bombona de oxígeno.

Me congele al instante.

¡Demonios! ¿Qué hice ahora?

El ridículo nada más.

¿Si salgo corriendo nadie me veria?

Dejamos la capa de invisibilidad en casa

—Yo... Pus... No... Yo no... —balbuceé en un intento de justificar mi acción.

Esa voz me saco del pequeño trance en el que me encontraba. Digamos que —hace unos segundos— mi sano juicio no estaba presente. No pensaba con claridad.

¡Demonios, Mady! ¿Será que incumplimos una regla? Tu siempre cagandola.

Trague saliva, mantuve mi mirada baja mientras giraba mi cuerpo.

—No más problemas, por favor —rogué para mis adentros. Ya era suficiente con todos los que arrastraba.

Una mano agitandose apareció en mi campo de visión, levante la vista con cuidado.

Una chica, me sonreía.

¿Me sonreía? ¿No estaba enojada?

Su sonrisa era perfecta y brillante. Que por un segundo, deseé ser ella. Tener una mirada jovial, sin preocupaciones, remordimientos o culpas.

Solo sonreír e iluminar al mundo. Agradar con mi presencia.

Últimamente, llevaba un cartel con la palabra zorra pegado en la frente a la vista de todos. Y cada vez que alguien me miraba podía ver el prejuicio impregnado en sus ojos, eso realmente me cansaba.

No estaría para nada mal dejar de ser yo.

—Lo siento.

Fui lo único que salio de mis labios, no supe porque lo dije, pero antes de que pudiera hacer algo ya era tarde.

—No tienes porqué disculparte, caíste en el efecto éxtasis

—¿Éxtasis? —pregunte, probablemente con mi ceño fruncido, siempre lo hacía cuando algo me desconciertaba.

—Si —asintió con una sonrisa y acomodo su cabello antes de continuar— Lucciano Pasquarelli lo bautizo con ese nombre por la droga.

—¡Por la droga! ¿Dices? ¿Como... como que por la droga? —ella sonrió de nuevo— No lo entiendo muy bien .

Dije sobando la parte trasera de mi cuello. Se peino de nuevo con la mano, acomodando por segunda vez su cabello.

—Muy bien, te lo explico. El éxtasis es una droga alucinógena que se fabrica de forma ilegal —movía sus manos, mientras me exponía la obra— Cuando Lucciano, exhibió éxtasis aún no tenia un nombre. Luego de ver que las personas actuaban de manera extraña, justo como tu lo acabas de hacer...