Capítulo 6: El instituto

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¿Qué es el instituto? ¿No es más que una fuente de problemas? ¿O un lugar perfecto para llenarse de ellos?...

Capítulo 6

El instituto

A la mañana siguiente, intente.

Y lo intente...

Intente no pensar que algo malo me habia pasado. No pensar que era mi culpa, que el destino solo me queria cobrar algo que había hace mucho tiempo.

INTENTAR... no pensar en ello, era lo más dificil, jodido diria yo.

No tenia idea de cómo ni del por qué, pero, yo estaba defectuosa.

Desde el primer día que llegué a este mundo. Había algo mal en mi. Algo que no cuadraba en la ecuación. ¿Debía rendirme? ¿Debía rendirme de una vez por todas?

También estaba segura de que no sería tan sencillo como me había resultado años anteriores.

Esta vez no acabaría con tan solo ocultarlo detras del estante y forzar una sonrisa. O poniéndome la máscara y fingiendo que todo iba bien. Esta vez no sería tan fácil.

Porque la Mady valiente murio ese dia, mientras lloraba por la muerte de la única persona que la podria entender. Y la Mady que me esforzé en ocultar tenia el control.

Muchos nos perdemos, pero pocos nos encontramos antes de que sea demasiado tarde.

Con eso en mente, entré por ese horrible corredor una vez más. Quizás pensé que sería diferente. Sin embargo, solo sentí miradas... Miradas acusadoras y las ganas incesables de huir.

Todo el tiempo me mantuve con la mirada baja, casí perdida en la trenzas de mis zapatos, en como las agujetas se entrelazaban unas con las otras y formaban pequeñas equis.

Sentia un peso en los hombros, algo díficil de explicar, como si una fuerza sobrenatural de pronto me empujara y no me permitiera ver la luz.

Y en plena agonía en la que me encontraba, en medio de tanta oscuridad, seguía pensando que podría arreglarlo de alguna forma. E iba a estar bien.

Era muy ingenua ¿no?

Una molesta voz me saco de mis pensamientos. Apure mi paso. No queria detenerme a hablar con nadie.

Nadie me ayudaría. Solo empeorarían las cosas.

Cruzé por el pasillo de ciencias para ir directo a mi casillero, que se encuentra a medio cruzar de este.

Tyler, dueño de esa molesta voz, venia llamándome con gran insistencia.

Los ojos de los estudiantes que nos rodeaban eran como los de un búho, abiertos de par en par, atentos.

-¡Evans!

-Evans, oye ¿tienes un problema auditivo? -finalmente me alcanzo y se posiciono delante de mi.

Aquel chico de cabello rizado de color caramelo caminaba de espaldas. Sus ojos color miel me miraban con suplica. Aún así tenía la osadía de no detenerme.

La pregunta aun reposaba en el aire.

No, mi oido está bien ¿y el tuyo? ¿Como está? ¿fuiste a algún doctor?

Era fácil ¿no? Decir eso.

Responder lo que él quería oír.

¿No es así que funcionamos? Siempre deseando escuchar justo lo que queremos oír. O peor, escuchamos solo eso.

Trozos #1: Kintsugi, el arte de querer nuestras cicatrices.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora