❛❛No todo es lo que parece.❜❜
Una frase bastante simple la cual puede pasar desapercibida pero que esconde mucha verdad pues, exactamente; vivimos rodeados de engaños, mentiras, manipulaciones y falsas apariencias.
Sin embargo, todo solo puede empeo...
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Deambularon por un largo rato entre la oscuridad de las calles sin soltar sus manos. Chishiya miraba de vez en cuando aquel agarre; no estaba acostumbrado al contacto físico, pero tratándose de Akki le era agradable. No tenía ganas de soltarla.
El de cabello platino se fijó en sus alrededores, tratando de reconocer la zona. Ya se habían alejado bastante de lo que alguna vez fue La Playa, lo cual era el objetivo de ambos porque todos los huéspedes de aquella utopía estarían buscando refugio. Ninguno quería compañía, por eso habían caminado esa gran distancia.
— Este centro comercial no parece estar mal. — Habló Chishiya, trayendo a la azabache de vuelta al planeta Tierra, pues había estado sumida en sus pensamientos durante todo el camino.
La de orbes felinos inspeccionó la zona, asintiendo con su cabeza para darle el visto bueno.
— Entremos a por ropa y luego busquemos algo de comida. — Propuso mientras cambiaba de dirección hacia el gran centro de unas tres plantas como mínimo.
Ahora que se encontraban en la intemperie el frío calaba en sus huesos, así que permanecer en ropa de playa no era muy buena idea. Y también tenían hambre, por eso verían qué encontraban por la zona, aunque el de chaqueta blanca ya se hacía una idea.
Primero entraron a una tienda de vestimenta, yendo cada uno por su camino tras acordar juntarse en la entrada.
Akki suspiró mientras iba hacia la zona de mujeres, comenzando a remover las prendas entre lo que encontraba algo de su gusto. Terminó agarrando unos pantalones cargo de tiro alto y un top que dejaba parte de su abdomen al descubierto, ambos de color negro. Se cambió luego de encontrar igual ropa interior de su talla, pues pensó que sería incómodo quedarse con aquel bikini aún puesto. Por último reutilizó sus botas mineras y su chaqueta, le gustaban mucho como para cambiarlas.
De la sección de los accesorios agarró una liga para el cabello, la cual usó para atarse una cola de caballo, dejando su flequillo y algunos mechones rebeldes sueltos.
Se encaminó hacia la salida, sonriendo levemente de lado al ver a Chishiya ya esperándola.
— Tremendo déjà vú. — Se burló en lo que llegaba a su lado.
Lo observó de arriba a abajo, notando que se había puesto unos pantalones blancos, una camiseta gris oscura, unos tenis y un cardigan con un degradado de blanco a negro. El contrario le respondió con una pequeña sonrisa ladina, incorporándose sin sacar las manos de sus bolsillos.
— ¿Ya podemos irnos? — Alzó una ceja, causando que ella soltara una pequeña risa.
— Ahora sí. — Afirmó, abrazando su brazo para sorpresa del chico y comenzando a jalarlo. — Tengo bastante hambre.
