❛❛No todo es lo que parece.❜❜
Una frase bastante simple la cual puede pasar desapercibida pero que esconde mucha verdad pues, exactamente; vivimos rodeados de engaños, mentiras, manipulaciones y falsas apariencias.
Sin embargo, todo solo puede empeo...
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La claridad que entraba en el lugar causó que Chishiya, al comenzar a despertar, frunciera el ceño. Suspiró levemente a la par que movía un poco su cabeza, siendo cada vez más consciente de sus alrededores una vez más.
Con sus sentidos casi recuperados por completo, lo primero que pudo notar fue algo de peso en su pecho. Al abrir sus ojos se encontró con los orbes oscuros de Akki ya puestos en él, recibiendo entonces una sonrisa por parte de la fémina.
— ¿Sabías que roncas mientras duermes? — Susurró ella con cierta burla, acabando con la paz del momento.
El peliteñido no demoró en alzar una ceja, cuestionándola.
— No ronco. — Afirmó él con algo de desinterés, estaba seguro de eso.
— Que sí, roncas como un cerdo. Te habría grabado si fuera posible. — Recriminó la peliengra, arrugando su nariz al poner una mueca.
Chishiya se quedó mirándola a los ojos por un instante, y ella hizo lo mismo con él. Mantenían el contacto visual con seriedad y firmeza, sin trastabillar. Y justo cuando el de cabello platino comenzaba a dudar, abriéndose a la opción de que quizá si roncaba, Akki estalló en una sonora carcajada. Ante eso el futuro doctor rodó sus ojos, aunque una pequeña sonrisa se asomaba por sus labios al escuchar la risa de la contraria.
— ¡Deberías haber visto tu cara! No pensé que fuera a importarte de verdad. — Se burlaba, claramente entretenida con la escena. — Afortunadamente no roncas, tu futura esposa tiene suerte. — Reveló al final, dejando un toque juguetón en el pecho del chico donde aún seguía apoyada.
— Lo sería si quisiera casarme. — Respondió con sorna, mirando a Akki con una sonrisa ladina al verla de tan buen humor.
— Ah, cierto; se me olvidaba que solo crees en ti y en tu trasero. — Le sacó la lengua, incorporándose con cuidado para sentarse en la cama.
Sin embargo el agarre en su brazo por parte de Chishiya se lo impidió, volviendo a caer recostada en el pecho de este luego de que diera un leve jalón. Esa acción la sorprendió, pero no mentiría diciendo que no le gustó.
— ¿Y si tu futura pareja quiere casarse? — Susurró la azabache tras unos segundos, con un tono más sereno.
— ¿A ti te gustaría casarte? — Le devolvió la pregunta, mirándola de reojo mientras su mano descansaba en la cintura de la chica.
— Responde, yo pregunté primero.
Volvieron a mirarse a los ojos, quedándose un rato en silencio, retándose el uno al otro como tanto les gustaba; aunque esta vez compartían más complicidad, no era tan provocativo como antes.
Chishiya nunca antes había tenido el matrimonio como opción; más que nada porque era alguien egoísta el cual creía que, sin importar qué, nunca cambiaría de opinión. Que equivocado estaba.
