Sin darse cuenta, por las mejillas del más alto comenzaba a fluir libremente un pequeño y delgado rio que nacía por sus ojos, estaba tan ebrio que, de tan solo ver a ese chico bajito, sintió una montaña rusa de emociones, en un solo instante pasaron tantas cosas por su cabeza.
No sabía si eran los efectos del alcohol, pero comenzó a llorar en cuanto lo vió, únicamente sentía unas ganas increíblemente inmensas de abrazar a su argentino favorito, vaciar su corazón para el, para que el lo llenara con lo que quisiese, estaba dispuesto a darle todo lo que el quisiera, obviamente esto nunca lo admitiría sobrio, pero claro...
Un ebrio nunca miente.
-Lionel...- Guillermo se paró de la jardinera en la que estaba sentado y se colocó frente a Messi, su rostro delataba claramente que estaba melancólico, esa tristeza inmensa la delataba sus ojos.
-¿Está todo bien? ¿No estabas presentándote con tus amigos?- Messi se notaba claramente preocupado por el mexicano, no sabía que le pasaba, pero si sabía que debía ayudarlo.
El más alto se acercó aún más a Messi, quedando a escasos centímetros de el, agachó su cabeza para tener una mejor percepción del rostro del argentino y lo tomo de la barbilla, lo único que hizo Lionel fue quedarse inmobil, no sabía cuál iba a ser el siguiente movimiento del mexicano, por lo que no le quedo más que ser guiado por el.
Quitó su mano de la barbilla del argentino y inmediatamente lo rodeó con sus brazos a manera de abrazo, sosteniendo lo muy fuertemente, escondió su rostro en el cuello del argentino para descargar toda su melancolía en este, comenzó a llorar en silencio pero de una manera desconsolada, cualquiera que lo vea sería contagiado con su tristeza, ni siquiera sabía porque estaba triste, solo lo estaba.
El argentino correspondió el abrazo, no sabía la razón por la que el mexicano lloraba, pero definitivamente no iba a negar su hombro a alguien que lo nesecitaba, y tratándose de el, no le negaría nada, estaría para el cuánto tiempo fuera necesario, fuera una hora, media hora, un minuto, un segundo, una eternidad, no importa, el estaría para el cuánto tiempo quisiera.
El mexicano se apegaba a el argentino, como si fuesen un niño pequeño teniendo una pesadilla y un osito de peluche.
-Tranquilo, estoy aquí para ti, solo sácalo todo y luego, si gustas, podrías decírmelo- Messi aún seguía correspondiendo a el abrazo en el que estaba con Ochoa, al terminar de hablar, el más alto lo apego aún más a él, queriendo que fuera solo para el, no quería compartirlo con nadie más.
Al pasar aproximadamente unos dos minutos, Ochoa alejó lentamente a Messi de el, limpiando sus lágrimas con sus muñecas.
-¿Hay algo que quieras contarme?- Lionel puso su mano el el hombro del mexicano y busco su cara para mirarlo, mirar esos ojos que se veían tan apagados, tan tristes.
Guillermo subió su cara para ver plenamente la de Messi, aunque está vez, el más bajo era el que tenía que subir la mirada.
Se volvió a sentar en la jardinera, esta vez, sus piernas estaban dobladas, colocando sus brazos en sus rodillas para poner ahí mismo su cabeza, sus ojos presenciaban lo linda que se veía la ciudad, desde ahí se veía tan irreal, la zona en la que se encontraban los edificios de los estudiantes era una parte alta, por lo que se podía ver toda la ciudad con su linda iluminación, era digno de una escena en una película de amor.
Messi se sentó también, presentía que lo que sea que iba a contarle el de rizos no iba a ser nada corto, por lo que optó por sentarse a su lado.
-Lio...- aún mantenimiento su mirada hacia enfrente, cortó el silencio.
-¿Si?- Messi estaba atento a lo que iba a decir Ochoa.
Antes de soltarlo, dejo ir un pequeño suspiro.
-Creo que me gustas-
Al decirlo, giró su cabeza para mirar la reacción del chico bajito.
Messi se quedó sorprendido, muestra de esto sus ojos, los cuales querían salirse de su lugar.
No sabía cómo sentirse, definitivamente esperaba todo menos eso, se sentía como cuando Remy probó el queso y la fresa juntos, solo que a él no le llegó un momento placentero, si no uno lleno de intriga.
No respondió y se quedó completamente callado.
-Estan bien si no correspondes con lo que siento, solo quería sacarlo, no podría estar un segundo más con ese sentimiento reprimido, no te sientas mal si...
si no sientes lo mismo que yo-
Esas palabras se sintieron como una bala en el corazón, estaba completamente seguro de que un golpe en el cuello iba a doler menos. Su garganta comenzó a cerrarse, haciendo casi imposible el pase de cualquier cosa, incluidas las palabras, pero a duras penas salieron unas cuantas.
-¿D-desde... Hace cuánto... S-sentís eso?- Los ojos de Lionel se estaban comenzando a llenar de lágrimas, las cuales estaban a punto de escapar, le dolía muchísimo el saber todo lo que eso le hacía sentir al mexicano.
-El día que te conocí pensé que eras alguien súper raro, pero desde ese momento no pude dejar de pensar en ti, cuando te dejé afuera del edificio, también dejé una pequeña parte de mi mente contigo, desde ese día, tu recuerdo no ha dejado mis pensamientos- Sus ojos se desviaron hacia abajo, le era imposible hacer esas confesiones viéndolo directamente.
-No se que me hiciste, Lionel, pero sea lo que sea, funcionó- Agarró valentía y lo miro directamente a los ojos, mientras bajaba su brazo y trataba de acercar su mano lentamente hacia la de Messi.
El argentino aún no se la creía, no podía decir absolutamente nada, pero quería decirlo absolutamente todo, se sentía ahogado en un vaso de agua, no sabía que decirle ni como decírselo.
-Guillermo... La verdad esque...
No podía decírselo, no podía.
yo no siento lo mismo...-
Está bien, el sabía que la vida no es como queremos, que nada sale como esperamos, que el destino puede cambiar repentinamente, pero... Le dolió muchísimo saber que no era correspondido, le dolía saber que solo el pensaba en el otro en sus noches de insomnio, el cual era diario debido a todo el desgaste mental que la escuela y el trabajar estudiando le daban.
Soltó una pequeña risita.
-Esta bien, Lio, no todo es como queremos, no te preocupes por esto- quitó su mano, la cual estaba a escasos centímetros de la de Messi, no lo podía culpar ni hacerlo sentir mal, no quería que se sintiera mal gracias a él.
Se miraba neutro a pesar de tener aún los ojos algo cristalinos, esto le creo a Messi una sensación que hizo que se le erizara la piel, sus palabras no coincidían con lo que gritaban sus ojos.
Ochoa se levantó de su lugar, ya no tenía nada que hacer ahí.
-Porfavor... No te vayas a alejar de mi- Messi lo tomo fuertemente de su muñeca y lo miraba directamente a la cara, con la esperanza de que el contrario le diera una respuesta positiva.
El más alto jaló de su lugar suavemente al bajito para ayudarlo a pararse, aunque la ayuda ni siquiera fue solicitada.
-No te preocupes...
descansa bien, pibe-
Después de esto, se dió la media vuelta para irse de ahí en su camioneta, la cuál estaba a la vuelta.
El argentino también se dió la vuelta y camino hasta la entrada del edificio, subió en el ascensor, camino hasta su departamento, se metió, cerró la puerta y finalmente se desparramó en el piso, con los ojos cristalinos. Hacía esto tan libremente porque Julián ya se había ido a dormir, su preocupación por Messi era grande, pero su sueño era enorme.
Por parte de Ochoa, al subir a su camioneta comenzó a recapitular todo lo que había acabado de ocurrir, puso su cabeza en el volante y nuevamente las lágrimas comenzaron a fluir por sus mejillas.
Cuando volvió a este mundo, encendió la camioneta y fue por sus amigos, manejando con Smells like teen spirit.
Tengo mucho sueño :(

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12 AM (Messi x Ochoa)
RandomOchoa es el baterista de una pequeña banda que se presenta en bares Messi es un estudiante de intercambio que sale a festejar su llegada a México con sus amigos un fic dónde Messi y Ochoa son adolescentes, no sé lo tomen muy enserio iniciada: 23/12...