12 AM (Messi x Ochoa)

2 AM

Mientras iba manejando colocó un disco que contenía algunas de sus canciones favoritas. La primera canción en reproducirse fue Smells like teen spirit de Nirvana, comenzó a tararearla mientras miraba por los retrovisores del auto, por alguna razón esperaba ver al chico que ayudo esa noche, y lo único que alcanzó a ver era como corría hacia sus amigos para apoyarlos al caminar y que no cayeran al piso, y por alguna razón realmente quería volverlo a ver, era rara la manera en la que se le quedó viendo cuando le pidió que se moviera de su camioneta, parecía hechizado, pero a pesar de todo quería saber más acerca de el, se transmitían confianza mutuamente.
Ochoa tenía a mucha gente trás de el, era guapo y alto, requisitos básicos que todas las chicas buscaban, y claro, también algunos hombres, entonces no le sorprendería si hubiera hecho ese efecto en Messi.

Llegó al bar nuevamente para pasar por sus amigos, los había abandonado por ir a dejar a ese chico.

-¿A dónde fuiste cabrón? Nos abandonaste- esas palabras fueron de Javier Hernández, el Chicharito para sus cuates, era el vocalista de la banda, era como Freddie Mercury pero en su versión más tercermundista.

-Fui a dejar a un amigo a su casa, además no me tarde tanto, no me hagas pedos- dijo el de rulos mientras se recargaba en la puerta de la salida trasera del bar, por alguna razón ahí estaban sus compañeros, no sabía si los habían corrido por algo o simplemente decidieron salir por ahí.

-Haber bueno ya, me estoy fregando de frío, vámonos a la chingada de aqui- ahora hablo Hirving Lozano, el Chucky pa' los cuates, el bajista de la banda, mientras tomaba su instrumento del piso, era impaciente y aparte tenía frío, y esto lo ponía muuuy de malas.

-Orale pues, amonos- Ochoa abrió la puerta de la camioneta e hizo señal para que metieran sus cosas.

-Oye Ruffles, unos cables se quedaron adentro, ve por ellos porfa- dijo el Chicharito a Ochoa mientras subía unas cosas.

-Mmmh, ta bien- fue trotando hacia allá hasta que llegó a la puerta, se adentro un poco al bar y vio los cables a la vista ¡Bingo! Los recogió y los puso en el bolso deportivo que era específicamente para ellos, los estaba guardando cuando de repente llega alguien más a ayudarle.

-Eh hola, me llamo María... amm.. la verdad me gustó mucho su presentación, son muy buenos músicos- la chica se puso en cuclillas y empezó a recoger los cables junto con el, le había parecido muy lindo y atractivo, así que sus amigas la alentaron a hablarle, era una chica tímida, pero esta vez agarro valor y lo hizo.

-Ah hola-

Seco y cortante, esas dos palabras definían su frase y a el en esos momentos.

-Ta-tambien quiero decir que eres muy guapo- al fin soltó lo que quería decir, esta chica quería llegar a algo con el, o al menos intercambiar números, pero de tan solo escuchar su voz se aburrió.

Lo primero que hizo fue voltear la a ver, ya que todo ese rato el tenía la mirada abajo, y cuando la subió la miro directamente a los ojos, haciendo que de manera inmediata la chica se ruborizara. Su mirada, definitivamente era lo más hipnotizante que tenia, cualquier persona que mirara se sentiría algo intimidado, y la verdad ni siquiera era su objetivo, simplemente sucedía.

-Gracias por ayudarme a recoger, María- tomó la deportiva y se levantó, estaba a punto de irse pero la chica lo tomo del brazo, evitando la acción.

-¿Podria tocar tus rizos?- la chica estaba curiosa, ya sabía que estaba perdido su intento de ligue, pero no se iba a quedar con la incertidumbre de tocar su cabello.

El chico suspiró y bajó su torso para quedar a su altura.

-Andale pues-

La chica tocó un poco los rizos del contrario, parecía una pequeña terapia, era muy satisfactorio tocarlos, si fuera una persona pequeñita podría dormir muy tranquilamente en ellos, pero después de unos 5 segundos quitó su mano.

-Gracias- parecía un poco apenada, esperaba unas palabras o algo así, pero solo recibió una pequeña sonrisa de boca cerrada de parte de el, que sinceramente fue mejor que mil palabras, acto seguido se fue del lugar.

Cuando salió, sus amigos ya estaban adentro de la camioneta, enserio hacía frío, pero solo uno de ellos estaba afuera.

-Ayy ijuesupinchemadre, bueno pa'l ligue mi amiguito- así es, el único que no había subido a la camioneta era nada más y nada menos que Diego Lainez, el guitarrista de la banda, y probablemente el más popular de esta. Se había quedado afuera esperándolo por alguna razón.

Lo único que hizo Ochoa fue fruncir el ceño mientras tenía una pequeña sonrisa de boca cerrada. Puso su brazo en la espalda de Lainez en una forma de abrazo.

-¿Otra vez voy a manejar yo?- Ochoa pregunto al ver que sus compañeros estaban en la segunda fila de asientos mirando sus celulares.

-Pues si quieres lo hago yo, aunque no me voy a hacer responsable si le parto su madre a la camioneta - el más bajo recordaba que no era muy bueno manejando, aunque no era su culpa, nadie le había enseñado, era un pequeño milagro que supiera un poquito.

-Neeeee mejor nel, yo lo hago- después de decir esto, Ochoa subió a la camioneta y Lainez iba de copiloto.

-Guapo, hay que ir a cenar, llévanos a cenar, me estoy chingando de hambre- Hirving dejo su teléfono a un lado y miro por el espejo a su conductor, que en realidad era su amigo. Después sus compañeros comenzaron a apoyarlo en su propuesta, estaban cansados, pero nadie se quería ir a la cama sin cenar, menos Diego.

El chico de rizos sonrió, estaba cansado pero estar con ellos le daba paz, disfrutaba muchísimo tenerlos a su lado, definitivamente había escojido bien a sus mejores amigos.

-Ta bien, amonos por unos tacos-

Iban felices, cansados, pero felices, y en eso Lainez subió el volumen a la radio al escuchar una canción que conocía perfectamente.

-TU ROLA WEY- la canción que sonaba en esos momentos era precisamente la que tenía Ochoa cuando volvió al bar.

Y mientras todos cantaban la canción, Ochoa solo podía pensar en una persona, Messi estaba invadiendo sus pensamientos otra vez.