4 PM

315 42 17
                                    

Para el, en ese momento, todo era oscuridad, sus respiraciones eran lentas como una tortuga, solo escuchaba unas voces a la lejanía, muy a la lejanía.

Había una pequeñita multitud de gente rodeando su cuerpo tirado en el suelo, todos querían ver el porque no había podido pararse después de tratar atajar ese gol.

Poco a poco abrió los ojos, y de verdad poco a poquito, esas voces se fueron haciendo más fuertes, más no reconocía ningúna.

Ningúna más que esa voz.

Esa voz con ese acento que lo traía loco.

-Vamos, pibe, despertá porfavor...- Messi estaba sentado en sus propias pantorrillas a la vez que estaba hincado, apoyandose con sus manos hacia adelante para tener una mejor vista de la cara del mexicano, literalmente su cara estaba enfrente, a unos 30 centímetros de diferencia.

-Lo están sofocando, haganse para atrás- de Paul también estaba ahí, tratando de recordar los cursos de medicina que le hicieron tomar antes de irse a México.

-SHHHH, está despertando- Javier también tenía su cara cerca de Ochoa para observar cualquier cosa que podría estar peor o mejor con el.

Al abrir un poco más sus ojos, Guillermo observó como todos estaban casi casi encima de el, no entendía mucho lo que había pasado, lo último que recordaba era haber caído al piso todo derrotado.

-¿Te sentís bien, pibe?- Lionel lo miraba preocupado, y aunque Ochoa ni siquiera se acuerda, Messi fue el que se dió cuenta de que estaba inconsciente, al ver que no se paraba del piso fue corriendo, pensaba que se sentía mal por lo que había pasado, así que pensó que iba a ser una buena idea ir a darle ánimos y a felicitarlo, pero al moverlo en el piso y ver que no reaccionaba rápidamente comenzó a alarmarse y avisó a su equipo, llevándolo a la sombra.

-¿Qué me pasó?- Ochoa lo miraba extrañando, le resultaba raro que hubiera tanta gente a su alrededor, a cualquiera le parecería raro.

-Te desmayaste por lo de la temperatura, ¿Quieres que vayamos al hospital?- Javier estaba cumpliendo con su rol de padre-amigo responsable, quería saber la opinión de su amigo, porque sabía que si hacían algo en contra de su voluntad se iba a enojar mucho.

-¿No habían llamado a una ambulancia ya?- Messi miró a Javier un poco enojado, era una mirada fuerte acompañada con un poco de tensión.

-No, este wey es bien necio-

-Esa no es una excusa, está ardiendo en fiebre- ahora con un tono de voz más fuerte respondió a Hernández, tenía miedo por lo que sea que le pudiera pasar a Ochoa.

-Ay ya, no mamen, parecen viejas- Ochoa se levantó del piso un poco rápido, algo tambaleante pero el ya estaba de pie.

-Estoy bien, nada más necesito descansar- miró a Lionel y a Javier.

Después de esto se fue al baño, quería mojar un poco su rostro para mejorar el como se sentía, porque aúnque no quisiera, aún se sentía muy mal.

-Me lleva la verga- estaba lavando sus manos, estaba a punto de cerrar la llave cuando escucho un sonido proveniente de la puerta de un baño, exactamente el sonido de cuando se abre la puerta.

-No solo a ti te esta llevando la verga, Memito-

Así es, en los momentos más vulnerables tiene que aparecer Kevin, el cuál vio que Ochoa se iba a dirigir a los baños, por lo que decidió adelantarse para darle una pequeña sorpresa.

-Nos hiciste quedar como unos pendejos... Hasta pensé alguna vez que eras un buen portero, pero ya ví que hasta para eso eres un inútil- Salió del baño a un paso lento y amenazante, no iba en són de paz definitivamente.

-Mira, Kevin, ahorita no estoy para andar aguantando tus mamadas, ¿Si?, Aparte no eres un pinche niño chiquito para andar jodiendo con un puto juego, mejor vete a llorar en el carro de tu papi si tanto te duele- le hizo frente y se volteo para quedar cara a cara, se sentía jodido pero nunca se iba a dejar, menos de alguien como el.

-Haber, pinche gato, a mí no me vas a andar dando órdenes, yo voy a hacer lo que quiera y cuando quiera, no voy a hacer lo que me digan y menos viniendo de un pinche naco como tú- Sacó una pequeña navajita y la puso justo en frente de la cara del contrario.

Al ver este pequeño artefacto, los ojos de Ochoa se abrieron más de lo que estaban, no porque estaba en peligro, si no porque está pequeña navaja era de su propiedad, siempre la cargaba en su bolsillo, solo que al abandonar su vestimenta en el vestidor, también abandonó a su pequeña amiga.

-¿Te resulta conocida, no? ¿Con esto asaltas en los camiones o qué pedo?- Kevin se veía amenazante, su mirada firme, su postura, y la cereza del pastel, la navaja, era justo la escena de un crimen que podría ocurrir en cualquier momento.

-Si yo asalto en los camiones es muy mi pedo, tu no tienes porque entrometerte en eso- lo empujó ligeramente y comenzó a acercarse lentamente hacia el.

-Ey ey ey ey ey, que no se te olvide que en cualquier momento te puedes morir- le puso la navaja en el medio del cuello, ya existía un contacto entre la navaja y el cuello, solo faltaba la penetración.

-No te atreves a hacerme nada, serías muy pendejo como para arruinar aún más la reputación de tu papi, ni creas que tengo miedo- su mirar estaba firme y el se sentía seguro a pesar de tener la muerte a su costado, lista para hacer de las suyas en cualquier momento.

-¿Neta crees eso?- lo empujó fuertemente hacía la pared y puso nuevamente la navaja en su cuello, ahora haciendo un poco de presión en esta.

Por arte de magia tocaron la puerta del baño.

Los planes de Kevin estaban completamente arruinandos, así que no le quedo más opción que dejar a Ochoa.

Para otro día.

Le quitó la navaja del cuello y se dió la vuelta para irse alejando de el, no sin antes dejarle algo en claro.

-Eres un pinche portero pendejo y inservible, que no se te vaya a olvidar-

Salió del baño sin decir más.

Ochoa se sentía frustrado, esa navaja se la había regalado uno de sus mejores amigos antes de morir en una terrible lucha.

Era el único recuerdo que tenía de el, si bien cuando se la regaló pensó que iba a ser cualquier cosa, le agarró más significado a lo largo del tiempo, más aún cuando vió bajar su cajón a esa tumba.

Esa horrible tumba fría.

La tenia a recuperar aunque saliera lastimado en el proceso.

Al salir del baño no vio a nadie a su alrededor, probablemente todos aún seguían en la cancha, hablando sobre lo bueno o malo que fue el partido.

Solo supuso que la persona que tocó la puerta se asustó al ver a Kevin enojado y con una navaja, así que no pensó más y sacó sus propias conclusiones.

Lo que no sabía era que Messi había escuchado todo, y había tocado la puerta intencionalmente para que nada le pasara.

No lo iba a permitir.





























Holaa 🐱, perdón por actualizar hasta el lunes por la madrugada, estoy enterrada en tareas y aún ni siquiera termino :((

Yo sé que es un capítulo enano, pero de verdad tengo mucho sueño y estoy segura de que me voy a dormir mientras lo hago.

Espero todo vaya bien en sus vidas, y si no es así espero que pronto pueda serlo :))

Los tkm, tomen awa <3

12 AM (Messi x Ochoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora