3 Las cosas salieron al revés

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Los siguientes días no volví a toparme con Mateo, por suerte. Yo me encargué de cerrar el restaurante, así que salí más tarde que todos los demás. No me quejé, aún no me sentía preparada para verlo a la cara después de lo que pasó. Pero ya era lunes, lo que significaba que tendría que verlo.

Ese fue el primer lunes desde que entré a la academia en el que no estaba tan animada de ir. Sería una nueva forma de trabajar, tendría que entrenar más y tendría el tiempo suficiente para prepararme, sin embargo, el recuerdo de esa noche me atormentaba tanto que me hizo perder esa emoción con la que alguna vez llegué.

Lo odié.

No era justo.

Seguramente Mateo estaba perfecto, sin nada que lo atormentara, mientras yo no podía dejar de pensar en esos ojos perfectos y esos labios húmedos.

No tenía mucha experiencia en esas cosas. Salí con un par de chicos, pero... esas eran sensaciones nuevas, y no encontraba la manera de controlarlas.

Resoplé en el camino hacia la academia.

Parecía una maldita adolescente. Sabía en lo que tenía que enfocarme, y Mateo no era una de esas cosas. No le podía dar el poder de meterse más en mi mente. No se lo merecía.

Entrando al callejón que llevaba a la academia, me topé con Jeremy. Se había cortado el cabello y se veía... alegre. Fue bastante cómico cómo desvaneció el gris que me había acompañado desde que salí del departamento.

—¡Mae! —sonrió ampliamente al verme—. ¿Qué tal tu fin de semana?

No había hablado con nadie en más de doce horas, así que mi primer instinto fue irme de lengua y contarle todo lo que estaba pensando en ese momento, pero no. Jeremy y yo nos llevábamos bien, pero no creo que estuviéramos aún en ese punto de amistad.

—Normal. ¿Y el tuyo?

—Genial. Mi familia me organizó una fiesta sorpresa por haber sido seleccionado para la liga. Me divertí mucho.

Sonreí.

—Suena bien.

Que me contara eso, terminó por joderme el día.

—¿Tú y tu familia no festejaron?

—Tuve que trabajar el fin de semana, así que...

No soné herida, sabía mantener mi tono muy bien cuando hablaba de eso, pero me sorprendió que Jeremy se quedara callado. Usualmente, las personas siempre tratan de descubrir más cuando alguien no añade muchas cosas de su familia. Pero él no, y eso me agradó.

—¿Lista para esto? —cambió el tema antes de que el silencio se volviera incómodo—. Escuché en los vestidores que los entrenamientos serán duros.

—Te noto algo nervioso —golpeé ligeramente su brazo con el mío, haciéndolo sonreír, pero mantuvo la mirada en el suelo—. Oye, tranquilo. Lo harás muy bien.

—Si mi primer combate es contigo o el prodigio, no tendré oportunidad. Ambos son demasiado buenos.

Por haber estado pensando en ganarle a Mateo, no pensé que había muchas posibilidades de que Jeremy y yo también peleáramos en la primera ronda.

Mierda...

Eso sería un problema. Pero no lo iba a poner más nervioso admitiéndolo. Ya tenía suficiente, al parecer.

—No pienses eso. Los tres somos los mejores y por pura logística no nos pondrás a pelear en la primera ronda.

—¿Lo crees en verdad?

Golpe Bajo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora