Nunca había ido a un funeral, y odié de cientos de formas distintas de que el primero al que asistiera fuera el de mamá. Todos estábamos alrededor del ataúd, escuchando al padre orar y acompañados de muchas rosas blancas.
El cielo estaba nublado y el viento anunciaba una tormenta pronto.
Los Norman no habían hecho acto de presencia, y tal vez era lo mejor para Alexis. No tenía que vivir eso también, pero me sentí tranquila porque al menos esa decisión ya no recaería sobre mí. Ellos harían lo que creyeran mejor para ella.
La familia de Gian y él permanecieron a mi lado en todo momento sin decir una palabra. Solo recibí abrazos y miradas de consuelo. Eso era más que suficiente para mí.
—Ahora, hermanos, Maeve Lesser dirá unas palabras para su madre —anunció el hombre y con las manos temblando me paré a su lado.
El ataúd de mamá ya estaba cerrado y las coronas descansaban sobre él.
Claro que no quería hablar sobre mamá frente a todas esas personas, pero Gian me dijo que no les hablara a ellos, que hablara con ella, que me despidiera porque esa era la última oportunidad que tendría. Así que por eso accedí a hacer eso.
Hubiera deseado poder decirle todo lo que sentía y que pudiera escucharme, pero por mucho que quisiera no podía regresar el tiempo.
Con las manos temblorosas, saqué la hoja de mi chaqueta, pero al leer lo que había escrito, me di cuenta de que en realidad no quería decir nada de eso, no parecía relevante. Tenía que hablar con el corazón o de eso también me iba a arrepentir por el resto de mi vida.
Guardé la hoja y me preparé.
—Recuerdo que cuando era pequeña me hablabas mucho de los sueños. Decías que las personas como nosotros no debíamos soñar, que debíamos levantarnos todos los días y luchar por lo que queríamos, que así es como se consiguen las cosas. Seguí tu ejemplo durante muchos años, y realmente creo que tienes razón. Pero, espero que me perdones porque después de esto soñaré todos los días con tu cálido tacto, con tu voz suave, con sus abrazos restauradores. Soñaré contigo hasta el día en que mi sueño se haga realidad.
Me detuve antes de que las lágrimas empezaran a brotar y terminé con lo que quería decir en mi cabeza.
Ojalá me perdones por haberte decepcionado. Y espero que donde quiera que estés, todo sea mejor de lo que es aquí.
—La vida es tan efímera —siguió el padre—. Pero tengan el consuelo de que la muerte solo es el inicio de la eternidad. Y donde quiera que esté Beth, está bien.
Me miró fijamente en esa última frase, su acto de consuelo que aprecié como él no tuvo idea.
Realmente creí en eso con toda mi alma.
El padre finalizó y todos empezaron a dejar las rosas sobre el ataúd antes de que empezara la lluvia. Gian fue el único que permaneció conmigo hasta el final.
—¿Quieres quedarte aquí?
—Quiero caminar sola un rato —le dije—. Te veo en tu casa, ¿sí?
—Como tú quieras —me dio un beso en el cabello—. Ten mucho cuidado.
—Gracias por todo, Gian.
—Para eso estoy, Mae.
Solté su mano y lo vi marcharse al auto donde sus padres lo esperaban. Las rosas en el ataúd lucían hermosas, ojalá le hubiera dado tantas rosas a mamá en otras circunstancias.
Me alejé cuando los hombres del cementerio se acercaron. Estaban a punto de bajar el ataúd y no quería verlo.
Las nubes cada vez se hacían más negras y yo cada vez sentía menos. Al igual que yo, las calles del pueblo estaban vacías. La mayoría de las personas irían a la iglesia donde pedirían por mamá, pero yo no podía estar ahí.
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Golpe Bajo [✔]
Teen FictionMaeve Lesser ha mantenido un perfil bajo durante años, viviendo con las consecuencias de sus errores, ganándose el respeto de las personas y dejando que su potencial en el boxeo definan quién es. Mateo Reece ha pasado toda su vida intentando averigu...