11 Tutorial para aceptar la felicidad

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Por lo regular solo podía dormir durante horas en mi casa o en los camiones, ni siquiera cuando me quedaba con Gian podría dormir tanto, pero esa vez que me desperté y vi el reloj, me di cuenta de que había dormido por más de cinco horas seguidas.

Mateo seguía dormido a mi lado, con una mano detrás de su cabeza y la otra rodeándome por los hombros. Él fue el primero que se quedó dormido después de que terminé mi fruta. Yo le seguí después.

Me incorporé lentamente, tratando de no despertarlo. Se veía demasiado... angelical, inocente, tierno, nada que ver a cuando estaba despierto. En ese momento descubrí que lo prefería de las dos maneras, algo que nunca creí posible. Empezaban a gustarme lados de él que antes había odiado.

Tenía sed, pero no podía bajar porque no quería causarle un conflicto con su familia, así que me levanté para ir al baño. Cuando iba llegando a la puerta, la de su habitación se abrió y me topé de frente con Maite. Me hubiera gustado tomar fotografías de todas las reacciones que cruzaron por su rostro en ese momento. Primero llegó la confusión, luego me reconoció, se sorprendió y al final estaba tan emocionada que tenía intenciones de gritar. Negué rápidamente con la cabeza y la metí al baño conmigo.

—No grites —le susurré, cerrando la puerta con cuidado.

—¡No puedo creerlo! —hablaba tan bajo como su discreción se lo permitía—. ¡Y dijiste no era lo que me imaginaba!

—¡Y no lo es! No tuvimos... ya sabes...

—¿Sexo? —preguntó, divertida—. Ya sé porque le gustas.

—Pues no tuvimos sexo —se lo dije bastante claro para que no quedaran dudas—. Nos encontramos en la calle, yo estaba esperando un autobús y se ofreció a llevarme. Yo fui quien le pidió que me trajera a su casa, pero solo nos besamos, lo juro.

—¡Oye, oye! —tomó mis manos que se movían nerviosamente en el aire—. No te estoy echando la culpa de nada. Ya te dije que me da gusto que él se haya interesado en ti. Sé que eres una buena persona, y eso es lo que le hace falta en su vida.

El ritmo de mi corazón volvió a normalizarse.

—Él también es una buena persona.

—Lo sé, pero a veces se comporta como un idiota —junté mis labios, negándome a responder eso—. Como sea, estoy feliz por ustedes.

—No estamos saliendo, Maite.

—¿Y él lo sabe? Porque apuesto que ya se imaginó su boda y todo.

Me reí para demostrar que no me estaba tomando en serio sus palabras, pero en el fondo me gustó creer que eso pudiera ser verdad. Nadie nunca se había imaginado un futuro conmigo, y después de lo que hablamos y de lo que vivimos, bueno... que él fuera el primero no me parecía tan malo.

—Ya veremos a dónde nos lleva esto.

—De acuerdo, cuñada.

—Maite...

—¿Qué, cuñada?

Dios, era como una copia exacta de su hermano.

—¿Venías a despertarlo?

—Oh, sí. Mamá quería que lo despertara para que bajara a cenar, pero le diré que ya cenó.

—¡Maite!

—¿Qué? Vi el plato de fruta. Malpensada.

Ignoré eso para no enrojecer dramáticamente.

—Bueno...

—¿Y por qué no fuiste a trabajar? Hoy terminamos temprano.

Perdí la diversión de manera brusca.

Golpe Bajo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora