Tardé dos semanas en poder juntar el dinero suficiente para hacer un viaje decente a Atral por el fin de semana. Elfie no se volvió acercar a mí, y con Mateo no volví a hablar. Se mantuvo serio y distante, como antes, pero creo que en gran parte fue mi culpa porque no estaba así los primero días hasta que vio que yo lo estaba. Tenía demasiadas cosas en la cabeza, incluido él, pero debía lidiar con ellas antes de tomar cualquier decisión con respecto a él. Porque ya había aceptado que no había terminado, no sentía que nada se hubiera finalizado entre nosotros y eso era justo lo que más me desesperaba. Debía hacer algo con lo que sentía muy rápido antes de perder la cabeza.
Ese fin de semana no fui al trabajo, le hablé a la jefa un par de veces para avisarle, pero no contestó así que le dejé un mensaje esperando que eso fuera suficiente.
El sábado tomé un tren a Atral a las ocho de la mañana. Solo se hacía una hora y media de camino, y por primera vez desde que empecé a ir a las visitas mensuales, deseé que el camino se hiciera más largo, irónicamente, el tiempo se me pasó volando. Quería retrasar mi decisión tanto como fuera posible, pero tiempo era justo con lo que no contaba. Faltaban cuatro semanas para el viaje a Seattle y tenía que empezar a tomar decisiones.
Cuando me bajé del tren, tuve un gran deja'vu de cuando me fui, lo que empeoró todo. Si yo no me hubiera ido, si me hubiera quedado en casa, aceptando que así era cómo debía ser, nada malo habría pasado. Pasé saliva con fuerza antes de continuar con mi camino. Había crecido en ese lugar, era un pueblo pequeño así que conocía a cada persona en él, y cada persona me conocía a mí. Era un infierno, sobre todo en las visitas porque siempre me topaba con caras llenas de lastima y condescendencia, casi podía escuchar las frases que susurraban entre ellos:
Pobrecita, mírala... ¿cómo mantendrá a una niña si ella aún lo es?
Lo había escuchado tantas veces que ya ni siquiera me sorprendía.
Saludé a unas cuantas personas de camino, pero sin detenerme a hablar con nadie, lo único que quería era llegar a la casa de mi hermana, y cuando lo hice finalmente dejé de sentirme tan mal. Desde hace dos años vivía en esta casa y con esas personas. Supongo que debía estar agradecida. Tenía una buena vida, y sus guardianes le podían ofrecer todo lo que yo no podía en ese momento, por eso el juez me había dado ese ultimátum. Los guardianes habían pedido la custodia completa y si no había una mejor opción para ella, se la darían. Antes de tomar la decisión de apelar contra esa petición, hablé con mi hermana para saber qué quería ella en su vida, y de ahí surgió la promesa que le había hecho. Ella quería estar conmigo, y haría lo que fuera para que sucediera de ese modo.
Llamé el timbre una sola vez y de inmediato escuché a alguien corriendo hacia la puerta. Puse mi mejor sonrisa y la recibí con ella.
—¡Mae! —gritó mi hermana, saltándome a los brazos.
—Hola, Alexis —la abracé fuertemente, tratando de que eso trasmitiera cuanto la había extrañado—. Dios, estás enorme.
—Crecí cuatro centímetros desde la última vez que te vi.
—¿Cómo es eso posible? —susurré para mí, mientras ella me jalaba hacia el interior de la casa.
Alexis tenía siete años. Una hermosa niña de cabello castaño y ojos marrones tan tiernos que podía derretir incluso el corazón de Mateo. Era muy lista, sensible y por alguna extraña razón parecía adorarme demasiado, pese a lo que había causado.
Los Norman estaban en la sala, esperándonos. David y Celia eran un buen matrimonio, tenían una casa bonita y acogedora. Tenían estabilidad económica y adoraban a mi hermana. Eran los padres perfectos para ella. Y por mucho que eso me doliera, no podía odiarlos. Le estaban dando una buena vida a mi hermana y les estaba agradecida por ese enorme regalo. No todas las personas harían algo como eso, sobre todo con alguien que no es de su sangre.
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Golpe Bajo [✔]
Teen FictionMaeve Lesser ha mantenido un perfil bajo durante años, viviendo con las consecuencias de sus errores, ganándose el respeto de las personas y dejando que su potencial en el boxeo definan quién es. Mateo Reece ha pasado toda su vida intentando averigu...