Capítulo 10

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Como habrán visto, en Youtube he publicado el "opening" del Fanfic. Espero les guste uwur.







El suelo comenzó a temblar, amenazando con tirar al dúo de jóvenes quienes tuvieron que mantener el equilibrio para no caer en el acto. Pronto, más edificios comenzaron a derrumbarse nuevamente alrededor de estos mientras Dedrik HIdelfonso se elevaba en el cielo y los escombros junto a él

Tanto Hinatsuru como Toshiro se dedicaron a esquivar los ataques, más aquélla acción se veía muy difícil debido a que estos se dirigían a los jóvenes. El albino se encargó perfectamente de cortar los aquéllos escombros volátiles al mismo tiempo en que protegía a la rubia quien seguía sin entender lo extraña que se había puesto su sangre. Sin embargo, su confusión se transformó en sorpresa al ver que de su mano emergía una katana muy conocida para ella.

Aquélla katana carmesí volvía a aparecer ante sus ojos nuevamente.

«Dí mi nombre...»

Dedrik se dedicó a atacar a la fémina que finalmente pudo bloquear el ataque.

—Tienes buenos reflejos.—le halagó el arrancar sonriendo. Sin embargo su ceño terminó por fruncirse, dedicándole una mirada desafiante.—Pero para derrotarme, necesitarás algo mejor que reflejos.

El albino al ver que la humana corría peligro, intentó acercarse, más los escombros no se lo permitieron. Por más que estos fueran cortados, aparecían más y más en su campo, impidiéndole llegar hasta Hinatsuru.

Una pelea se había desatado, pelea en la que Hinatsuru se veía en completa desventaja, pese a tener una Zanpakutō en manos, la joven aún era inexperta en el arte de la espada, motivo por el cual sus ataques no eran certeros, además de que hacía movimientos torpes e innecesarios y tenía muchas aberturas por las cuales Dedrik se aprovechaba para herir a la rubia.

Preocupado, Toshiro intentó acercarse una vez más, pero los escombros no se lo permitían.
Podría usar su Shikai, pero sus ataques llegarían hasta Hinatsuru y lo último que buscaba era herirla. Su misión era llevarla a la sociedad de almas, sana y salva.

«Aunque tan sana no llegará...»pensó el Hitsugaya.

—Sólo queda esperar un milagro. A este paso no podré ayudarla.—debido a lo concentrado que estaba en la pelea de la rubia, no vió cuando parte de un edificio se dirigía hacía a él. Una vez que se percató ya era tarde.
Una fuerte colisión lo mandó a volar bastante lejos, entorpeciendo sus sentidos mientras sus oídos no dejaban de zumbar. Segundos después oyó un grito lastimero que erizó sus vellos.

Hinatsuru había sido herida.

—¡Vamos muchacha! Sé que tienes más que ofrecerme.—exclamó el arrancar al ver a la fémina en el suelo quién se arrastraba para agarrar su Zanpakutō. Finalmente liberó un quejido cuando su mano fue pisoteada.

La herida en su abdomen la había dejado bastante mal.

—Des...desgraciado...

—Mi deber es llevarte conmigo  viva, pero no me dijeron nada acerca de heridas.~—el pelinegro hizo una pausa para después agacharse a la altura de la rubia.—Ahora... Déjame ver esos ojos llenos de desesperación.

El cabello de la rubia fue tomado con brusquedad. Mientras una mirada llena de odio le dedicó al enemigo.

«Que ganas de estar muerta en este momento.»

Su fuerza se iba debilitando con cada minuto que pasaba, mientras la desesperación se sentía a flor de piel, ¿Por qué era tan inútil? Si tan sólo tuviera más fuerza... A pesar de su debilidad, no flaqueó, no le iba a demostrar miedo, no le iba a permitir que se mofara de ella.

Totsuka | Toshiro HitsugayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora