Capítulo 2

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Observaba detenidamente el collar de alas que con el tiempo se iba desgastando, mientras pensaba lo cansador que era la jornada escolar

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Observaba detenidamente el collar de alas que con el tiempo se iba desgastando, mientras pensaba lo cansador que era la jornada escolar.
¡Ya quería morir y descansar de esa vida! Aún así apenas tenía dieciséis años y la vida para ella recién comenzaba.
Aún le faltaba terminar sus estudios, conseguir trabajo, ir a una universidad, conocer a alguien con quien compartir su vida y... Vivir esa vida de adultos, envejecer lentamente, ¡No! Hinatsuru no estaba dispuesta a vivir tanto.

Un golpe en su cabeza le hizo despertar del trance en que diariamente solía zambullirse.

—¿Otra vez pensando en lo larga que será la vida?—le preguntó cierto pelinaranja el cual era su mejor amigo. Le había golpeado con uno de sus cuadernos mientras se disponía a sentarse detrás de ella como siempre.—Por Dios, somos jóvenes, ya deja de sufrir antes de tiempo.

La rubia se dió la vuelta encarando a Kurosaki.

—Es que no me queda de otra, ¡No quiero vivir tanto tiempo! Aún así... Algo muy dentro mío me dice que no llegaré a envejecer.

Un nuevo golpe por parte del Kurosaki le fue otorgado, sin embargo este había sido más fuerte, lo cual le dolió y no evitó llevar sus manos a la cabeza en señal de protesta.

—Deja de decir estupideces Hinatsuru.

La joven se quedó en silencio observando fijamente al masculino quien al percatarse del escrutinio de esta se puso nervioso.

—Sé tu secreto.—dijo de la nada la fémina clavando sus grises orbes en el pelinaranja. Este último pareció palidecer ante la mención de algún secreto.

—¿Q–Qué dices? ¿De qué hablas?

La joven trató de seguirle la corriente. Por ahí con suerte su amigo se atrevería a soltar la sopa.

—Faltas a clases seguido, vienes lastimado, te escapas de clases con Chad y Orihime... ¿Acaso crees que no me doy cuenta?

Kurosaki tragó con dificultades ante la mención de la rubia.

—¿Q–Qué cosas dices Hinatsuru? No hay ningún secreto.

—¡Vendes estupefacientes!

El rostro de Ichigo pareció desfigurarse totalmente alarmado debido a las ocurrencias de aquella rubia. En definitiva Orihime se quedaba atrás cuando se trataba de los locos pensamientos de Hinatsuru.

—¿¡A tí qué bicho te picó!? ¿Cómo crees?

—No lo se, sólo son suposiciones, no tienes por qué alarmarte si es que en verdad no ocultas nada, ¿O me equivoco? —se encogió de hombros la joven para después darse la vuelta y seguir con sus pensamientos masoquistas.

Después de esa pequeña charla, el dúo de amigos no dijo nada más y cada uno se sumió en sus pensamientos, esperando a que la clase comenzara nuevamente después del receso.
Pronto, llegó Orihime, detrás de ella venían Ishida y Sado, cada uno hablando de algo, algo que Hinatsuru no logró escuchar y finalmente llegó la maestra, dando como comienzo la clase nuevamente.

Totsuka | Toshiro HitsugayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora