Capítulo 17

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Al terminar de cenar, el dúo de jóvenes había decidido subir al techo del edificio, donde se encontraban en paz y completa tranquilidad, observando la cuidad en silencio. Se sentían cómodos el uno con el otro, por lo que no eran necesarias las palabras en ese instante.
La luna los bañaba con su luz y el viento cálido del verano los acarició de manera suave.

La rubia observó al más bajo, quien mantenía los ojos cerrados, recostado en el concreto, donde la paz se había impreso en sus facciones, permitiéndole a la rubia admirar por primera vez el rostro tranquilo del albino, sin tener presente esa cara de pocos amigos que siempre le acompañaba.

-¿Acaso tengo algo en el rostro?-preguntó de la nada, consiguiendo que el rostro de la rubia se transformara en un tomate tras haberla descubierto infraganti.

-¡A-Ah... No, es que yo...!-de repente no pudo formular ninguna respuesta acorde a la situación, causándole gracia a Toshiro quien internamente sonrió.

-Sólo era una broma, no tienes que reaccionar de esa manera.

-S-Si... Tienes razón...-nerviosa por la mirada penetrante del más bajo, llevó una de sus manos a su mejilla para rascarse.

«No debería ponerme nerviosa...»

Y tras ese pensamiento, el silencio volvió a reinar, cada uno sumido en sus propios pensamientos. No obstante, dentro de la mente del albino había una cruda batalla, sin saber qué hacer con la información que Lauren le había dado, pues Hinatsuru debía saber la verdad, debía saber su orígen, y si bien, eran asuntos que a Toshiro no deberían importarle, en el fondo lo hacía más de lo que debería.
No quería que la rubia lo odiase en cuanto supiera la verdad, ya que, sin haber querido meterse en esos asuntos, terminó siendo cómplice de todas maneras. No obstante, era algo estúpido de pensar, pues no debería causarle nada, sin embargo, en su pecho algo le comprimía causándole todo.

Abrió los ojos y un suspiro salió de sus belfos al sentir una mano acariciando su rostro, para encontrarse con la rubia quien lo miraba de una manera indescifrable para él, vislumbrando una discreta llama fulgurante que se encargaba de iluminar su mirada gris.

Por un momento se sintió atraído ante esos orbes plateados. Había algo que le llamaba la atención de sobremanera y no era reciente aquella sensación.
Hacía tres años que no había podido olvidar a esa simple humana que sin permiso se instaló en lo más recóndito de su ser.

Y ahí yacían esas almas que fueron bendecidas hace tiempo por la luna, mirándose intensamente, dónde un sentimiento surgía de las profundidades de sus corazones, adueñándose de sus emociones y razón.

La gélida mano del albino se posó en la cálida mano de la rubia que yacía en su mejilla, haciendo un perfecto contraste de temperatura, mientras, el tiempo pareció detenerse para brindarles ese momento.

Un fuerte impulso surgió en Toshiro, sintiendo sus manos picar, buscando más contacto y que sin darse cuenta se fue acercando más a la rubia, colocando su mano libre en la mejilla ajena.

Se sentía enfermo, sin entender lo que estaba haciendo hasta que de pronto, la razón volvió a él, lo que lo motivó a detenerse.
Rápidamente su rostro adquirió un leve tono rojizo y que fue imperceptible para Hinatsuru quien no entendía lo que estaba pasando, pero todo cayó sobre ella como un baldazo de agua fría, tiñendo su rostro de un igual tono mucho más intenso que el del albino.

Se separaron inmediatamente con sus corazones desbocados y sus sentimientos hechos un desastre.

«¡Maldición! ¿¡Qué acabo de hacer!?» se preguntó el albino, desviando su cabeza para otro lado, ajeno a la joven quien miraba para todos lados, esperando que ninguno de sus amigos estuviese cerca.

Totsuka | Toshiro HitsugayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora