Capitulo 7

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Después de que Hinatsuru exterminara a su primer hueco, se había quedado en el mismo lugar observando aquella katana roja, temblando mientras las lágrimas saladas se acumulaban en sus ojos para terminar por desbordarse de estos.
Aquél vacío que comenzaba a reinar su corazón volvió a manifestarse, mandándole señales de advertencia.

En la lejanía pudo oír a alguien decir su nombre, más no llegó a hacer caso, pues aquel vacío en su pecho no dejaba de incomodarle, mientras pequeños recuerdos borrosos se fragmentaban en su mente.

-¡Hinatsuru!
La nombrada parpadeó lentamente hasta darse cuenta de la situación en la que se encontraba, por lo que girando la cabeza en la dirección de aquélla voz tan conocida no pudo evitar sorprenderse.

-Ichigo...-fue lo único que salió de sus labios, sorprendiéndose al ver que este llevaba el cuerpo de ella en sus brazos.

Eso explicaba por qué la rubia sentía su cuerpo ligero, pues nuevamente su alma había salido de su cuerpo sin darse cuenta.

El pelinaranja corrió hasta donde su mejor amiga, posando nuevamente el cuerpo de la rubia en el pavimento, y luego, en un cálido abrazo la envolvió, preocupado por el bienestar de la rubia quién afortunadamente no parecía herida.

«Así que la causante de esa presión espiritual siempre fue Hinatsuru »

-Por Dios, me asusté tanto. ¿Cómo te encuentras?-le preguntó revisando que la mayor no tuviera heridas. Su mirada decayó en una Zanpakuto roja que yacía a un costado de la fémina y una duda se manifestó por lo que no se atrevió a quedarse en silencio.
-Esa Zanpakuto...

-¡Eres un imbécil!-le gritó la mayor al pelinaranja, brindándole una fuerte bofetada que lo mandó a volar.

Confundido Ichigo preguntó;

-¿¡Y a ti qué te pasa!? ¿¡Por qué me golpeas!?

-¡Siempre me ocultas las cosas y estoy harta Ichigo, completamente harta!

-¿¡De qué hablas!? ¡No te entiendo!-preguntó confundido.

-No te hagas el tonto... ¡Sé que eres un shinigami sustituto!

Ante las palabras de la rubia, el masculino se mantuvo en silencio, tratando de procesar la información que había recibido.
Sin embargo, momento después suspiró, dispuesto a decirle la verdad, pues ya no habían motivos para ocultar lo obvio.

-Puedo explicarlo...-sólo pudo decir el pelinaranja acercándose a la mayor quien temblaba. Rápidamente se agachó para poder ver aquellos ojos grises llorosos. Su labio inferior temblaba y varios raspones surcaban su rostro. -Pero primero te diré que no dije nada, porque quiero protegerte. Es un mundo peligroso y...

-¡Pues es tarde para eso! ¿Sabes las veces en las que mi vida corrió peligro? Tuve suerte de que siempre hubo alguien para protegerme, pero esta vez... Esta vez no hubo nadie.-la rubia permaneció en silencio unos segundos, tratando de que su voz no se quebrara debido al llanto.-Yo no entiendo nada de esto y siento tanto coraje al no saber qué hacer en estas situaciones. Cuando necesito estar acompañada, tu simplemente me haces a un lado, ¿¡Sabes lo que eso me causa!?

-Hinatsuru...-al nombrar a su mejor amiga, este la envolvió en un cálido abrazo que reconfortó a la mayor quién, rápidamente se largó a llorar mientras se aferraba al pelinaranja.

Ichigo estaba consolando a su mejor amiga, pero en realidad, el que necesitaba más consuelo era él. Aún así, se mantuvo abrazando a la mayor, dejando que se librara de sus penurias, dudas y miedos.

Mientras tanto, desde lo alto, un albino observaba la situación en silencio, concentrado en aquellos cabellos rubios que conocía perfectamente.
Aquélla noche, las líneas desdibujadas comenzaron a dibujarse nuevamente, trazando un nuevo camino que muy pronto lo uniría.

Totsuka | Toshiro HitsugayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora