Capitulo 14

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Los gritos se oían en la lejanía de la cuidad. Hinatsuru hizo oídos sordos, fingiendo que nada fuera de lo común pasaba a su alrededor, cuando claramente podía sentir la presencia de ciertos segadores quienes se estaban enfrentando a los huecos.

Aún no se sentía lista para la batalla y aunque le pesara, seguía siendo débil. Además tenía que planear bien su proyecto de ciencias y no tenia tiempo que perder.

—¿Qué andas haciendo por aquí?—le interrogó una voz conocida a la joven logrando que esta saltara en su lugar para finalmente darse la vuelta, bajando un poco la cabeza para ver al peliblanco quien yacía de brazos cruzados.—Es peligroso, ¿Acaso no lo sientes?

—Ay, por Dios, ponte un cascabel. No se oye cuando apareces.—musitó en respuesta. Debido al susto, sintió su corazón a punto de salirse de su pecho y gracias al cielo que había recuperado la compostura, retomando su camino.—¿Y qué haces aquí? ¿Acaso me estás siguiendo?

—En absoluto, sólo me estoy encargando de vigilar la zona.—le contestó con simpleza.

—¿Vas para un lugar en especifico?

—Debo ir a la casa de Kurosaki.

—Ah...— Hinatsuru trató de ignorar la presencia del shinigami, pues este lograba ponerla bastante nerviosa, tal vez lo asociaba con aquél aura misteriosa, ya que al no conocerlo, no podía lidiar con su carácter tosco y rudo; Toshiro Hitsugaya era muy difícil de entender.

Caminaron en silencio, cada uno sumido en sus propios problemas. Para Hinatsuru era extraño que el shinigami no estuviera exterminando huecos, algo que la dejó con duda, sin embargo, lo más seguro era que la situación estuviese controlada y no se necesitara la interferencia de este mismo, por lo que ahora cada uno tenía un destino al que acudir, pero dividirían sus caminos prontamente.

Al llegar a una plaza, la rubia se acercó donde varias bicicletas yacían aparcadas. Como Japón era seguro, no se necesitaba ponerle seguridad, de modo que lo único que hizo fue agarrarla y subirse.

Giró su cabeza en dirección al Hitsugaya quien se había adelantado, dejando un poco atrás a la fémina quien sólo podía observarlo sin saber por qué se sentía así. Lo único que quería era irse y dejar de sentirse tan acelerada con el corazón a punto de ser vomitado.

Al mirar la espalda del niño, un flash black le hizo recordar aquella vez donde se conocieron.

«No puedo creer que pensé que era un cosplayer.»

Una risa se escapó de sus labios, risa que trató de disimular con tal de no llamar la atención del más bajo, logrando lo contrario, puesto que este último se dio la vuelta, queriendo saber qué era tan gracioso para la joven Kei, más no dijo nada. Al ver a la joven tan deslumbrante mientras trataba de ocultar aquella sonrisa, se sintió aliviado, como si todos los problemas que tenía comenzaran a desaparecer.

—Sube... Te llevo a lo de Ichigo.—señaló el asiento de atrás.
Toshiro por lo tanto, miró con desconfianza aquella unidad de dos ruedas, no la veía para nada segura y el que la fémina conduciera, le generaba más desconfianza aún.

—Debe ser una broma... No creas que me subiré a esa cosa roja.

—¡Vamos, sé que disfrutarás el paseo!—la rubia no podía entenderse ni a ella misma. Quería al shinigami lejos, pero al mismo tiempo le pedía su compañía. Odiaba contradecirse.

El peliblanco se acercó lentamente, dándose por resignado para finalmente subirse. Cuando Hinatsuru comenzó a pedalear, el más bajo sin saber por donde agarrarse y a punto de caer, terminó por agarrarse de la cintura de la rubia causando el nerviosismo en esta.

Totsuka | Toshiro HitsugayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora